sábado, 20 de junio de 2009

Eduardo Bours, un epílogo con lágrimas

Cuando se preveía que el todavía gobernador Eduardo Bours Castelo culminaría su mandato sin sobresaltos, la realidad lo despierta con un candidato que no ha conseguido despertar el interés del electorado y que a pesar de que Alfonso Elías Serrano utiliza según cuentan, toda la fuerza del Estado para tratar de convertirse en el sucesor de su patrón, lo cierto es que el desencanto y la impericia pueden más que las triquiñuelas y el corporativismo sobre ese escenario y como negro epílogo, el gobierno de Bours arrastra inexorablemente a la derrota y es que la tragedia de Hermosillo, la muerte de decenas de niños, la exhibición pública de un posible tráfico de influencias en el que se involucran tanto el gobierno estatal como el federal serán la verdadera razón para una derrota del PRI de Bours y sus candidatos. Al principio, apoyado por el gigantesco aparato mediático al servicio del otrora todopoderoso mandatario estatal, la culpa se inclinó hacia un solo lado, se pretendió sacar provecho político sin embargo cuando se llegó casi al fondo, se descubrió una verdad que espanta. Hasta antes de la tragedia, el todavía jefe del ejecutivo sonorense, parecía perfilarse como posible protagonista en la sucesión presidencial de 2012 sin embargo, la desmedida ambición, la pretensión de revivir una campaña que generó desencanto y fisuras pudo más y se revirtió el golpe. Es cierto y puede alegarse a favor de Bours que durante su mandato la entidad recibió cuantiosas inversiones en infraestructura pero, también se puede asegurar que durante su gobierno, Sonora y los sonorenses vivieron y hasta sufrieron un gobierno que se caracterizó por beneficiar a solo unos cuantos hoy, a solo unos días de que termine su gestión, Eduardo Bours hereda no solo un largo caudal de presuntas complicidades sino que también deja a su partido en condiciones deplorables; dicen que al enterarse de la tragedia de la guardería ABC de Hermosillo, el todavía gobernador derramó unas lágrimas, que la voz se le cortaba sin embargo, hasta esta fecha no se sabe si fue por la muerte de los bebés o porque sabía muy bien que el accidente significaba también el epílogo de su carrera política.

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