sábado, 13 de junio de 2009

Como ser Facho en México – Lección Uno

Por el Lic. Mefistófeles Satanás

Aclaración

Este escrito NO va dirigido a los plutócratas como don Laurencio Ceviche o Fraudio X. González. No, este escrito va dirigido a los fascistas “de a pie”, los jodidos, los que solo tienen un libro, “Derrota Mundial”, en su recamara. El objetivo de estos consejos es ayudarlos a “sentirse” como un plutócrata.

La Apariencia

Si usted se vistiera en una camisa parda, con unas botas federicas, y pantalones de montar, pos no parecería Rutger Hauer sino más bien un tapón de alberca. Las botas, por lo chaparro, le llegarían a las nalgas y los pelos parados y los bigotes de aguamiel detractan de la imagen de ubermensch. Vamos viendo como cambiar todo esto.

Primero, usted puede adoptar el “skinhead look” y raparse el coco. El problema es que, si usted esta muy “achinado”, pos mas que parecer del ejercito alemán parecerá del ejercito japonés. En tal caso, le sugiero que invierta en la cirugía plástica para que (1) le respinguen la nariz y (2) le abran los ojos.

Si no quiere raparse, entonces sugiero adoptar el estilo “Walter Mercado” y arianizarse con rayos güeros. Use lentes de contacto para tener ojos azules. La idea es que parezca que tuvo un antepasado antropófago que se comió un vikingo.

Las botas federicas y los pantalones de montar (sobretodo si es usted caderón) no son recomendables. Sugiero entonces que combine el look de skinhead o de Walter Mercado con el de Mr. Smith de la Matrix. Estoy hablando de trajes negros con camisa blanca. La corbata puede ser de la misma tela o diseño del vestido cristero, con sombrerudos colgados de los postes de telégrafo. Los cacles deben de ser cafés y si no puede comprar italianos de marca, búsquese unas imitaciones chinas.

La Conducta

Si no se comporta con lo que los romanos llamaban “gravitas”, más bien creerán que es usted un chino del Crazy 88 de Kill Bill. Proyecte la imagen de ser muy creyente y que apesta a incienso. Asegúrese de traer un rosario en la mano y murmure de vez en cuando “ora pro nobis” y “hágase señor su voluntad”. Arrastre las zetas como si fuera gachupin. La idea es que cuando lo vean digan “¡Ah! Hete aquí a un caballero, obviamente español, muy católico al estilo del siglo XVII y definitivamente un hidalgo…” en lugar de “¿Y ese naco quién es?”.

Si le sugieren ir a un museo o sitio prehispánico dígales que prefiere ir al “mol”. Mencione su desdén y desprecio por todo lo indio. Manifieste su convicción que el principal problema de México es el indio (aunque usted tenga el nopal en la frente) y que la civilización se inició en México con la llegada de los españoles. Ya en privado, laméntese de que fueron los españoles, que son prietos, y no los suecos los que conquistaron México.

(Continuará)

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