Álvaro Delgado
MÉXICO, D.F., 10 de mayo (apro).- Salvo que ocurra un milagro del dios de los chamulas al que Felipe Calderón invocó para que le quite lo inepto, mediante una “iluminación” súbita, el Partido Acción Nacional (PAN) padecerá, el próximo domingo 15, el desprecio de los habitantes de Mérida que, durante dos décadas, le otorgaron su respaldo.
Mérida inaugurará, así, un nuevo rosario de derrotas del PAN en los 15 procesos electorales de este mítico 2010, 12 de ellos para gobernador, que sólo representa la continuación del derrumbe electoral que comenzó justamente con la pérdida de la gubernatura de Yucatán, en mayo de 2007, y que se ratificó en el proceso federal del año pasado, que es hasta hoy la peor debacle en su historia de siete décadas.
Eso, y no un viaje de 14 horas de Alemania a México, es lo que tiene tan de mal humor a Calderón, como lo hizo ostensible en la ceremonia conmemorativa de la batalla de Puebla, el 5 de mayo, cuando a mitad del tradicional desfile, justo cuando niños y adolescentes iniciaban su marcha, se puso de pie y, malencarado, se alejó a consumir bebidas refrescantes a la zona militar.
En contraste con la cercanía que ha tenido desde el inicio de su gestión, que sólo explica el contubernio electoral de 2006, Calderón evitó cruzar palabra con Mario Marín, cuya respuesta fue una sonrisa socarrona que revela que, en efecto, se está saliendo con la suya: El PRI volverá a aplastar al PAN, junto a sus aliados perredistas y el candidato elbista Rafael Moreno Valle.
Así como en Mérida todas las encuestas apuntan a que Beatriz Zavala Peniche, la primera secretaria de Desarrollo Social de Calderón –removida también por inepta--, sucumbirá ante la priista, Angélica Araujo, en los 12 estados donde habrá elecciones para gobernador se perfila una nueva derrota del PAN, ya con el yunquista César Nava en la presidencia de ese partido.
De esos 12 estados, en 9 el PAN no ganó una sola diputación de mayoría en las elecciones federales de julio de 2009, en dos --Veracruz y Puebla-- el predominio priista es casi total y en uno --Hidalgo-- retrocedió hasta el cuarto lugar, detrás inclusive de Nueva Alianza (Panal), el partido de Elba Esther Gordillo que cogobierna con Calderón.
De los dos estados que gobierna y habrá elecciones para gobernador, las encuestas pronostican otro retroceso del PAN: En Tlaxcala, cuyos tres distritos federales ganó, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se ha cohesionado y perfila el triunfo, mientras que en Aguascalientes, donde el panismo triunfó en 2 de los 3 distritos, los pleitos perfilan la derrota.
De hecho, poco después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) le confirió a Calderón el cargo que ostenta, el PAN comenzó su desplome en las elecciones estatales de Tabasco y Chiapas, en el mismo 2006, donde inclusive hizo campaña a favor del PRI y auspició inclusive represión y tortura contra opositores.
Y luego de 24 procesos electorales entre 2006 y 2008, con Manuel Espino y Germán Martínez como presidentes, el PAN perdió un total de 2 millones 11 mil votos, una tendencia que se aceleró en 2009 con las derrotas en la Cámara de Diputados, las gubernaturas de San Luis Potosí y Querétaro, así como plazas clave como Guadalajara, Naucalpan, Tlalnepantla, Cuernavaca, Toluca...
La estrategia que Calderón y el PAN tramaron para evitar otro derrumbe como en del 2009 fue armar alianzas con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Convergencia para imponer a expriistas en las candidaturas Durango, Oaxaca, Puebla, Veracruz y Sinaloa, que sólo han desdibujado al panismo y generado fracturas internas.
Pero además del fardo que representa el gobierno de Calderón, cuyas antipopulares políticas no generan ningún entusiasmo para respaldar al PAN, en todos los estados hay elecciones de aparato: Las estructuras de gobierno puestas a operar electoralmente a favor de un partido político.
En México no hay condiciones para celebrar elecciones libres entre partidos y candidatos, una de las herencias negras de la elección de 2006 y que, con Calderón, sólo se ha profundizado para favorecer al PRI, que lo ha hecho en todas las elecciones desde ese año y que lo volverá a hacer cuando se le antoje.
¿Calderón es capaz de frenar este fenómeno? Hacerlo implica autoridad moral y autoridad política o autoridad a secas. Ni una ni otra tiene ese individuo para frenar el creciente desprecio de los ciudadanos a él y a su partido.
Y esa es la verdadera razón que lo tiene tan de malas. Si de por sí…
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