La verdad es que siempre dudé de las nuevas generaciones, pensé que eran cada vez más apáticas e individualistas, lejos de los ideales que algún día movieron al mundo. Hoy, ante todo lo acontecido en Egipto, Libia, Siria, Wall Street, y más recientemente en México, me estoy dando cuenta de que los apáticos fuimos nosotros. En un giro inesperado e irónico, la generación predilecta del consumismo tecnológico ha tomado una gran conciencia histórica y moral. Alimentados por los sueños frustrados de generaciones pasadas, hartos de la apatía de los adultos, ayudados por las redes sociales, han conseguido lo impensable en México: unir a estudiantes de diversas clases sociales con un fin común; fundir la experiencia de los viejos con la energía de los jóvenes para alimentarse y complementarse el uno al otro.
En un disco del conocido grupo mexicano, Café Tacuba, Rubén recuerda que Chavela Vargas un día les dijo que si los volcanes en Latinoamérica están despertando, no veía por qué nosotros no podíamos despertar. Hoy el más grande de los volcanes, el Popo, está despertando. Nosotros también.
Jorge A. López
Fairfax, Virginia
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