Por favor dígame que no es cierto, que Enrique Peña Nieto no acaba de sacar su “Manifiesto por una Presidencia democrática”.
¿Por qué? Porque al hacerlo, solito se puso la soga al cuello.
Al decir, entre muchas otras cosas, que supervisará que los gobiernos sólo se anuncien en los medios bajo los principios de utilidad pública, está afirmando que hoy está pasando lo contrario.
Que existen funcionarios que están utilizando instancias como la televisión para su promoción personal y que él podría ser el resultado de esas transacciones.
No y ni hablemos de los demás puntos. Son la peor respuesta que se le pudo haber ocurrido a los asesores de la coalición Compromiso por México ante las manifestaciones de rechazo a su candidato.
Son explicación no pedida, acusación manifiesta, algo que va a generar un montón de conflictos peores porque, nomás ahí le va ésta: ¿por qué don Enrique sí pudo gozar de un protagonismo mediático y los políticos que vengan después, no?
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