domingo, 10 de abril de 2011

Torturan militares a empleado

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Aún faltaban cuatro horas para que José Lerma Romero, de 23 años, iniciara una jornada más de trabajo como tortillero, cuando militares irrumpieron en su casa y comenzaron a torturarlo física y psicológicamente.

La idea era que aceptara ser “tirador” de crystal, según la información que los condujo a su vivienda, ubicada por la calle principal, en el Ejido Francisco I. Madero, Campo 30, Valle del Yaqui.

Sin embargo, en todo momento el joven habló con la verdad e incluso retó a sus atacantes a que se hicieran un antidoping juntos, pero uno de ellos marcó la diferencia, diciendo qué lástima porque ellos son autoridad y no pasa nada.

Para Lerma Romero, la peor vivencia de su vida comenzó alrededor de las 23:00 horas, once de la noche.

Tres camiones con soldados se estacionaron en las afueras de su casa, donde él tenía estacionado un vehículo Intrepid color azul, modelo 1997 y con placas de circulación VYB 6476 del Estado de Sonora.

Tocaron y aunque su madre, Lorena Romero, escuchó y se asomó por la ventana, decidió no abrir por miedo. José, estaba dormido en una de las habitaciones de su humilde vivienda con techo de carrizo. También la acompañaban sus menores hijos Esthela y Julián de 16 y 12 años.

Por temor a que su madre se pusiera mal de salud, ya que es diabética, José, decidió abrir y sin pedir permiso ingresaron varios soldados bajo el argumento de que dentro estaba una persona secuestrada.

Tres militares se llevaron a José hacia la banqueta donde estaban los vehículos de la tropa y comenzaron a golpearlo en el pecho y en los testículos. Lo hicieron a manazos y con las culatas de los rifles que traían.

En el trayecto del interior de la casa hacia los camiones militares, un soldado lo sometió a rigurosa revisión corporal y colocó en el bolsillo posterior izquierdo de su pantalón una bolsa de plástico conteniendo una sustancia blanca y granulada a la vez que le dijo que se lo había hallado, pero, el joven campesino rechazó el señalamiento y le aclaró que se lo acababa de “sembrar”.

Pretendían obligarlo a que reconociera que es vendedor de “crystal” como decía en un papel con anotaciones que le mostraron. Le insistieron mucho para que dijera quién lo proveía supuestamente de la droga sintética.

Durante dos horas lo sometieron a severas torturas y al ver que José se mantuvo firme en sus respuestas de que es un hombre sano que no tiene vicios y mucho menos se dedica a esas actividades, los militares, le advertían que si estaba mintiendo podrían darle hasta doce años de cárcel.

Desesperado por lo que estaba viviendo, Lerma Romero les gritó a los soldados que ya no siguieran torturándolo, ya que es una persona que sólo se dedica a trabajar para ayudar a su madre y dos hermanos.

En respuesta, uno de los militares le dijo que se callara porque si no sería capaz de matarlo, además de que lo investigarían, luego que José les insistió que nunca había tenido problemas con ninguna autoridad.

Esto ocurrió en el “Nuevo Sonora”.

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