viernes, 8 de abril de 2011

La bravura con poder

Por Esteban Martínez Díaz / Dossier Político

Dia de publicación: 2011-04-05

Es claro que Guillermo Padrés Elías ha tomado la bravura de los que se sienten seguros con el poder en la mano. Últimamente se ha lanzado a la campaña de intervenir a favor de los aspirantes a puestos públicos en otros estados, naturalmente del PAN, con la seguridad insegura de que su peso es muy importante en aquellas entidades, declarando primero que no tiene interés en intervenir en los asuntos políticos de otras formas y después, como siempre, dar marcha atrás para declarar que fue a Coahuila a ayudar a su amigo Guillermo Anaya, compadre del presidente Calderón, con quien guarda una gran amistad, previéndose, desde luego, que la influencia presidencial no tiene nada que ver en estas manifestaciones. Como todo buen político se ha declarado ferviente admirador del presidente, sin el cual México se hubiera estancado y navegaría por aguas de tormenta, revelando que se salvó el país al contar con el mejor hombre para gobernarlo en momentos de crisis, al igual que Sonora encontró al líder adecuado y necesario en los momentos críticos que significaron el cambio de criterio de los sonorenses con el incendio de la guardería ABC.

No queda claro para la malicia del pueblo de Sonora si Padrés está actuando de esa manera de acuerdo con el complot  que se han trazado los panistas para lograr el sueño dorado de ganar por tercera vez la presidencia, bloqueando el camino del PRI y del PRD, con las artimañas que hoy hemos conocido de que todos los partidos y todos los políticos se unieron para impedir que López Obrador llegara a la presidencia.

Es terrible saber que tenemos traidores a sus partidos, a sus convicciones y al pueblo mexicano, en el momento de las elecciones, como sucedió –según revelación de Wikileaks—con Eduardo Bours y los gobernadores de otros estados que hicieron causa común para vencer a López Obrador en claro contubernio con el PAN y su candidato Felipe Calderón, que veían claramente que su posibilidades eran nulas si no sellaban ciertos compromisos con el PRI y Roberto Madrazo para que operaran a su favor.

Es claro que Calderón  está en deuda con López Obrador. Fue la persona clave para que ganara la elección, ya que tuvo la virtud de unificar en su contra a todos los electores que apoyaron al PAN por el miedo de que el tabasqueño alcanzara la primera magistratura. Sin esa ayuda de AMLO, Calderón hubiera sido un náufrago en un mar embravecido con amenaza de tsunami y los puntos de diferencia hubieran sido astronómicos a favor de la coalición por el bien de todos, en una clara victoria sin precedentes en la historia de la nación. Hasta los números del “presidente de San Cristóbal” hubieran sido superados. Fox es al que me refiero hoy en el sentido contrario de su nave bamboleante criticando duramente a Calderón, por su equivocada política para combatir a la delincuencia organizada.

Hoy los tiempos han cambiado radicalmente. La alianza del Partido del Trabajo y Convergencia, con la mayoría de los miembros del PRD, a favor de la izquierda mexicana, que es la que aterroriza al PRI y al PAN, se han unido. Darán un fuerte dolor de cabeza al candidato de los diez que anuncia el presidente del PAN, Gustavo Madero, que consta de elementos “pípiris nice” y una dama que fue secretaria de la SEP y humilde servidora de la chiapaneca, quien renunció temblando a la titularidad de educación.

En el extremo de la inhabilidad politíca del PAN tenemos al gobernador de Sonora. Se cree el non plus ultra de los mandatarios estales por haber ganado la elección en un malabarismo venido de una tragedia y se pone desafiante cuando dice que los fines de semana son de su descanso y que en ese tiempo puede hacer lo que le dé la gana. Es decir, no hay gobernador en funciones en ese lapso, por lo que rogamos que Dios nos proteja en esos días y no nos agarre desamparados ese vacío de poder de que presume Padrés. Buena idea sería nombrar en una pequeña elección a un gobernador substituto para los fines de semana, los festivos y los puentes que andan de moda.

Es indudable que Guillermo Anaya no es aspirante al gobierno de Coahuila por su popularidad y por sus hechos, sino que tiene la mano bendita del presidente, de quien es compadre, lo que ha sido descubierto por el ojo avizor de Padrés, acostumbrado al juego de la suerte en el cumplimiento de sus fines, usando el poderosos imán de Los Pinos para ganar.

Pese a esa fortaleza que cultiva Padrés, el presunto candidato del PAN, que ya solicitó licencia como senador, no la tiene muy fácil. Y es seguro que el candidato del PRI no sea consanguíneo del presidente de este partido, para evitar el arma filosa con la que se pretende derrotar al PRI en Coahuila, lo que puede agarrar fuera de base a los panistas.

Y es, desde luego, un hoyo negro la circunstancia posible de que el candidato del PRI sea el hermano del presidente del tricolor, recién nombrado, en substitución de esa chucha cuerera que se llama Beatriz Paredes, a quien yo, con gusto, regresaría a la silla de Insurgentes para que se hiciera cargo de la campaña de Peña Nieto o de Manlio, ambos buenos candidatos, aun cuando en la práctica de la política, de la administración, y del ejercicio de gobierno, considero superior al sonorense. Será porque allá es mi tierra, de donde salieron ya cuatro presidentes de la República, más el de Magdalena de Kino que se quedó a pasos de distancia, a los que sumaríamos al nativo de Villa Juárez, nacido para gobernar…

Correo electrónico: esteban.emartinez@gmail.com

México, D. F., miércoles 6 de abril del 2011.

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