Todo indica que la confianza de quienes invierten su dinero en la campaña de Peña Nieto se va esfumando, situación que crea alarmas dentro del Revolucionario Institucional, quienes tenían compromiso de aportar más recursos, marcan un alto ante los tropiezos del candidato.
El caso Paulete, ignorar el costo de la tortilla, la cita de "No soy la señora de la casa", el endeudamiento del Estado de México, la puesta en descubierto de compromisos incumplidos, su incapacidad en el manejo del inglés, su relación con prófugos de la justicia, la calificación de que el estado donde gobernó se encuentra entre los más corruptos de México, el no tener capacidad para ganar un debate, la notoria fobia a su persona derivada de su fracaso en la IBERO, los millones de jóvenes del movimiento #132, la infiltración de Anonymous, el descubrimiento de televisoras vendidas, agregando al candidato asesino que denota una clara actitud represiva que ningún mexicano desearía sufrir, pone el último clavo al ataúd de una campaña basada en la imposición de alguien, sostenido por una farsa televisiva.
Hoy muchos coinciden con la verdad, que en su momento a todos se les obligó callar, Peña Nieto nunca fue la mejor opción del PRI, las encuestas amañadas, el exceso en gastos de imagen, la popularidad en medios no resulta ya suficiente para un México mejor informado.
En estas elecciones, el triunfo o la derrota la otorgarán los jóvenes, un nuevo PRI atado al pasado, con el uso de viejas prácticas ya no da resultados; generando razones de más, para que quienes invierten su dinero pongan un alto oportuno, prefiriendo no seguir llevando dinero bueno al malo.
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