Federico Arreola
Recomendé en twitter el artículo de Jaime Sánchez Susarrey “Friedman y El paso” publicado este sábado en El Norte y Reforma. Muchos usuarios de esa red social no pudieron leerlo porque los diarios digitales de Alejandro Junco de la Vega no están abiertos, es decir, no los puede usar toda la gente. Hay que pagar para entrar a tales sitios.
Como no fueron pocas las personas que me han pedido el texto completo de Susarrey ya que no han contratado el servicio de Reforma no porque no quieran, sino porque no tienen dinero, pidiendo perdón al autor y a la empresa del señor Junco de la Vega, enseguida doy a conocer sus principales tesis.
Milton Friedman, premio Nobel de economía, dijo en 1991 que era necesario legalizar todas las drogas. Enseguida los argumentos de Friedman según los dio a conocer Sánchez Susarrey:
1. La despenalización del consumo de drogas reduciría de inmediato el número de asesinatos, lo mismo que la cantidad de prisioneros en las cárceles.
2. “A las drogas habría que darles el mismo tratamiento que a otros enervantes, como el alcohol. Friedman advierte que en los tiempos de la prohibición en Estados Unidos se incrementaron las muertes por envenenamiento debido a las sustancias que se utilizaban para la producción clandestina… La legalización eliminaría, como ocurrió con el alcohol, ese tipo de riesgos”.
3. El Estado no debe limitar la libertad de los ciudadanos que decidan drogarse, mientras no dañen a terceros. “No se debe limitar esa libertad en aras de preservar su salud física o mental. De otro modo, actividades como el paracaidismo, o la ingesta de alcohol o grasas animales, deberían ser prohibidas porque son riesgosas o dañinas”.
4. “No hay ninguna evidencia para suponer que la legalización de las drogas incrementaría su consumo. La experiencia de la prohibición del alcohol en Estados Unidos apunta en sentido contrario”.
5. Los que se oponen a la legalización lo hacen porque defienden fuertes intereses: “Quienes hablan de la imposibilidad de legalizarlas son los encargados de combatirlas. El presupuesto anual que se dedica a esta tarea es de 20 ó 30 mil millones de dólares. Es mucho dinero, poder y burocracia lo que está en juego”.
6. Desde un punto de vista estrictamente económico, el Gobierno se comporta en esta materia como un protector de los cárteles”. En un libre mercado normal cualquiera puede entrar en el negocio, “pero es muy difícil que un pequeño empresario pueda dedicarse al negocio de importación de drogas, porque nuestros esfuerzos por impedirlo lo hacen enormemente costoso. Así que los únicos que pueden sobrevivir en ese negocio son gente como la del Cártel de Medellín, que tiene suficiente dinero para tener flotas de aviones, métodos sofisticados y cosas así”.
7. Hay demasiadas víctimas inocentes en la guerra contra las drogas.
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