Carmen Aristegui F.
El empresario Simón Charaf, dueño del Bar Bar, ha decidido contar su historia, abriendo la puerta a grandes revelaciones que trascienden y dan al corazón del funcionamiento de una de las estructuras de poder más grandes en nuestro país, misma que ha dado muestras de su capacidad para someter a los distintos poderes formales de la República.
Charaf acusa a la Procuraduría del Distrito Federal de someterse a los designios de Televisa para manipular las investigaciones del caso Cabañas y responsabilizar a empleados, gerente y propietarios del bar de conductas que, afirma, no se sostienen con evidencias, presentando el caso como si hubiera sido una acción concertada. El empresario acusa también a la televisora de manipular editorialmente el caso, con la pretensión de aniquilarlo. Puesto a demostrar sus dichos, ha subido a internet una página en la que da a conocer los videos completos de sus cámaras de seguridad, fotografías de celebridades y funcionarios de la televisora -incluido el propio Azcárraga Jean- para mostrar de qué estaba compuesta la clientela del lugar y marcar, desde ahí, su contraofensiva: exhibe una edición de comentarios de los principales comunicadores de la televisora en los que se refieren al Bar Bar como un lugar de drogas, prostitución y armas. Contraataca con la pregunta obligada: "Si este lugar es lo que ustedes dicen, ¿qué hacían, entonces, ustedes ahí?". Con diversos elementos busca demostrar que estamos ante una maquinación perversa, cuyos móviles trascienden a lo ocurrido en el baño del Bar Bar. El trasfondo, dice Charaf, es un conflicto entre accionistas por la propiedad de una empresa llamada "Imagen y Talento Internacional, S.A. de C.V.", de la cual Televisa posee el 51 por ciento de las acciones y Simón Charaf el 49 por ciento. Al leerse las 16 hojas del convenio es posible percatarse que ahí empieza la historia grande.
En apretada síntesis: Charaf funda la empresa "Imagen y Talento Internacional" hace algunos años, desde la cual promueve figuras como la Miss Universo Lupita Jones, su entonces pareja. La empresa crece en la medida que Televisa decide, tal vez por razones financieras, terminar contratos de exclusividad con varios artistas y figuras públicas, situación que aprovecha Charaf para negociar nuevos convenios con aquellos que han perdido sus contratos con la televisora. Establece una cartera importante con más de 100 convenios de exclusividad desde los cuales realiza negocios comerciales de diverso tipo. En algún punto, narra Charaf, un grupo internacional -al parecer General Electric- interesado en participar en una tercera opción de televisión -asunto fallido como se puede ver- intenta comprar la empresa de Charaf para garantizar sus futuros contenidos con artistas nacionales. Al enterarse Televisa, decide negociar con Charaf para alejar el peligro de una competencia real en la televisión. Firman un convenio cuyo objeto establece que los socios Televisa y Charaf tendrán "...la representación, promoción y contratación de personalidades, artistas, deportistas y conductores (las 'personalidades') a efecto de comercializar en cualquier forma permitida por la ley, campañas y proyectos publicitarios, promocionales, de relaciones públicas, conferencias, líneas comerciales y productos, así como cualquier actividad semejante o conexa a las anteriores..."; firman, además, una cláusula (la novena) donde establecen "la obligación de no competir". Charaf afirma que el convenio no es cumplido por Televisa, la que realiza negocios en los que "usa" a personalidades de los que no participa a su socio Charaf, tal y como estaba obligada por el convenio firmado. Menciona, como ejemplos, el contrato con Maite Perroni y Raúl Araiza para el PVEM y los convenios con los gobernadores que se promueven con artistas de la televisión. Ante los reclamos de Charaf, Televisa ofreció comprarle su porcentaje en una mínima cantidad. Charaf se negó y dijo que prefería venderla a un tercero. Afirma que sostuvo una conversación telefónica con Alejandro Benítez, director general de Comercialización Artística de Televisa, quien le habría dicho: "Para que se acaben los ataques hacia el Bar, accede a la petición que ya te hice en diciembre". Ante la respuesta de "...que estaba fuera de la realidad" y que prefería venderlo a un tercero, el funcionario de Televisa soltó: "¿...qué no te queda claro que quienes mandamos sobre la autoridad y hasta sobre el propio Presidente somos nosotros?"... "¿En esos términos?", le pregunté al empresario. "En esos términos...", ratificó.
Reforma
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