Por Federico Arreola
Querido Diablo:
Tú, don José Antonio Fernández Carvajal, apodado “El Diablo”, tienes que aclarar cuatro cosillas la a sociedad mexicana en general y regiomontana en particular:
1.- Si es cierto lo que dice Carlos Fernández-Vega, en La Jornada, de que, en forma lamentablemente legal, ni un solo centavo de los miles de millones de dólares que tú y tus socios han recibido por la venta de la Cervecería Cuauhtémoc a Heineken, va a ir a dar al erario como pago de impuestos.
2.- Si con esa extranjerización de la Cervecería Cuauhtémoc verdaderamente piensas que estás honrando al espíritu emprendedor de los fundadores de esa empresa, es decir, los tatarabuelos de tu familia política que en 1890 tomaron la iniciativa para levantar la primera fábrica a gran escala en América latina. No te olvides que, aunque has contribuido en su desarrollo, de ninguna manera participaste en los mejores momentos de la ex regiomontana compañía.
3.- Si de verdad crees que con la demagogia de que ahora Heineken patrocinará a los Rayados del Monterrey te ganarás el aprecio de la sociedad regiomontana, que ha visto desplomarse uno de sus símbolos. Porque la Cervecería Cuauhtémoc era un símbolo de la ciudad por estar controlada por gente de Monterrey, no por holandeses que a nosotros ni nos van ni nos vienen.
4.- El si te das cuenta de que, para muchos, con tus acciones estás demostrando que, en la globalización, el papel de los mexicanos es el de vender lo que tienen para pasar de jefes a subordinados. Porque en la Cervecería Cuauhtémoc tú eras el presidente, y en Heineken serás el vicepresidente. El clásico dejar de ser cabeza de ratón para empezar a ser cola de león.
Te hablo con confianza, Diablo, porque casi eres tocayo de mis socios, los moneros El Fisgón, Rius, Hernández, Helguera y Patricio, los famosos Hijos del Averno creadores de la revista El Chamuco, una empresa mexicana que, pobremente hablando, nunca dejará de serlo, es decir, no seguirá el camino de la Cervecería Cuauhtémoc ni de casi todos los bancos, ni de la cadena de minoristas hoy controlada por Wal Mart, ni de alguna galletera, ni de muchas refresqueras y jugueras, ni del gran negocio de información por internet que tenía Alejandro Junco (Infosel), ni de casi todo lo empresarialmente importante que hay en México.
De una vez te digo, Diablo, que es más admirable lo que hace Lorenzo Zambrano (ir al extranjero a comprar, no a vender), aunque su atrevimiento haya sido tan costoso para él y su compañía.
También te cuento, José Antonio, que respeto más a Carlos Slim que a ti. Slim, al menos, controla una empresa mexicana con cultura mexicana y puso un pequeño toque de nuestra cultura al invertir en el New York Times, lo que seguramente no le resultará rentable en el futuro, ¡pero no todo es ganar, carajo!
Y ya no estás al nivel de Roberto González Barrera cuyo banco, Banorte, sigue siendo mexicano, y ojalá así se mantenga, y su Maseca sigue siendo la gran empresa mexicana del maíz.
Ni te puedes comparar con los Servitje, que mantienen como negocios mexicanos a sus panaderías.
Ni te puedes comparar con Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego que, pese a todos, controlan empresas mexicanas.
Dirás, Diablo, que sigues manejando empresas mexicanas. Sí, legalmente hablando tu embotelladora de Coca Cola lo es. Pero, no jodas, embotellar el refresco más característico de Estados Unidos es el paradigma de colonialismo empresarial.
Bueno, controlas la cadena Oxxo. Sigue siendo mexicana, sin duda. Lo que me pregunto, José Antonio, es cuándo realizarás otra jugada maestra dejando su control en manos de algún gringo, ruso, chino o guatemalteco que te dará mucha lana, otra vicepresidencia y, de nuevo, respetarás la absurda ley mexicana no pagando ni un cinco de impuestos.
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