viernes, 15 de enero de 2010

Haití sigue pagando cara su osadía

Beam

La tragedia que sucede actualmente en Haití tras el devastador terremoto de más 7 grados en la escala de Richter solo puede entenderse como el último y definitivo cataclismo que ha terminado de devastar a esa nación caribeña. Pero más que la furia destructiva y ciega de la naturaleza, lo que más daño ha hecho a Haití ha sido el bloqueo económico y el sabotaje que dicho país ha sufrido desde aquel lejano 1803, cuando se transformó en la primera nación latinoamericana verdaderamente libre del “Nuevo Mundo”.

Haití, joya de las colonias francesas y construida con el sudor, la sangre y las vidas de los esclavos africanos, se levantó en armas contra el ejército de Napoleón, entonces considerado el mejor del mundo, derrotándolo aún a pesar de la intervención de EE. UU., Inglaterra y España. No hay que olvidar que gran parte de las riquezas que ahora ostenta la república francesa gobernada por el “buen hombre” Sarkozy tuvieron su origen en las cosechas de azúcar y café provenientes de la isla entonces conocida en su totalidad como “La Española”.

También es obligatorio precisar que la venta de los territorios de la Luisiana a EE. UU., fueron consecuencia de la derrota que sufrió Francia en Haití, abriendo la puerta para la expansión norteamericana hacia el oeste y el “destino manifiesto” del que tanto provecho obtuvieron los Estados Unidos de América y que tanto le costó y le sigue costando a América Latina.

Nunca le perdonaron las potencias europeas y EE. UU. a Haití el poner el ejemplo para las aspiraciones independentistas del resto de Latinoamérica. Tampoco el hecho de haber apoyado directamente la lucha independentista del Libertador de América, Simón Bolívar, brindándole santuario, pertrechos y hombres en su lucha contra la corona española. El hecho de ser un país mayoritariamente negro y mulato, que logró echar abajo el yugo de los colonos blancos en una época en que la esclavitud estaba aún ampliamente difundida en el mundo, tampoco ayudó mucho. Haití sigue parando cara la osadía de haber podido obtener la libertad del yugo colonial y el sismo del pasado martes simplemente se trató de la proverbial “gota que derramó el vaso” que ha arrastrado a esta nación hermana al borde del abismo.

Desde que logró su independencia Haití arrastra toda clase de problemas:, guerras civiles, boycotts económicos, bloqueos, dictaduras salvajes e intervenciones militares por parte de países extranjeros. Por eso, el hecho de que EE. UU. destine apenas 100 millones de dólares de ayuda, cuando gasta trillones de dólares en guerras multihomicidas y que empresas transnacionales y multimillonarias como Google y Coca-Cola donen la miseria de 1 millón de dólares cada una para pararse el cuello “ayudando” al pueblo haitiano, más que ayuda, es una burla cruel.

Afortunadamente la gente común y corriente de todas partes del mundo se ha solidarizado con el pueblo haitiano y han ayudado con lo que han podido, mucho o poco, en efectivo o con alimentos y medicinas. Eso es de lo poco positivo que ha surgido a raíz del holocausto que ha sufrido Haití.

Debemos salvar a Haití para salvarnos a nosotros mismos. Hay que ayudarlos con lo que sea posible.

beamsdp@gmail.com

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