Fracaso

Javier Solórzano

“Es como estar en Irak”, dijo una señora que veía asustada y sorprendida la explosión de un coche bomba, en la esquina de Bolivia y 16 de septiembre en pleno centro de Ciudad Juárez. El objetivo del atentado era la comandancia de policía. Al momento, el balance es de cuatro personas muertas y, sobre todo, el saldo trae otra vez la indignación de los juarenses y la ratificación de la incapacidad de las autoridades estatales y federales. La escena efectivamente transportaba a quien la viera a países bajo situaciones de violencia extrema. Se conjuntaron tres elementos: la violencia, el reto y la provocación. No era sólo un mensaje a los policías, se trataba de que todos viéramos de lo que son capaces de hacer, sin importar el lugar y la hora.
Hace poco más de seis meses el gobierno de Felipe Calderón ofreció un cambio para Ciudad Juárez. Los habitantes de la ciudad fronteriza estaban y siguen estando hartos. Es lo que les pasa a diario junto con las irresponsables interpretaciones del gobierno federal de lo que viven. La ejecución de los jóvenes estudiantes de la zona de Salvarcar terminó por ser la gota que derramó el vaso. El presidente y su secretario de Gobernación aseguraron, por lo que se ve sin elementos confiables, que lo que había pasado había sido un pleito de “pandillas”.
La madre de uno de dos de los jóvenes ultimados cuando estuvo ante el presidente le dio la espalda y explicó el porqué lo hacía. Calderón ofreció resolver este y todos los problemas a través de lo que llamó la operación “Todos Somos Juárez”. Se prometió todo lo imaginable, pero las cosas no han cambiado con todo y las cuentas alegres de los funcionarios, quienes suponen que por poner una escuela u ofrecer unos cuantos empleos se van resolviendo las cosas. A la última reunión de evaluación no fue Calderón, y el ex secretario de Gobernación se fue en medio de un “Gómez Mont la porra te saluda”. Fracaso es la palabra para definir la estrategia del gobierno federal, a la que se le suma otra: insensibilidad.