martes, 27 de julio de 2010

ESTADO DE LOS ESTADOS

Lilia Arellano

Julio 25, 2010.- “¡¿Vamos?!” “¡¡¡Sí, vamos!!!” Así fue la pregunta. Así fue la respuesta. Así se encontraba Andrés Manuel López Obrador de nueva cuenta frente a un Zócalo capitalino a reventar, totalmente lleno, como hace más de cinco años, como hace tres, como hace uno, como ahora. Y el llamado es para cerciorarse que el camino es, de nueva cuenta, la candidatura por la Presidencia de la República. Pero si en la plancha del sitio en donde se conjuntan los inmuebles que marcan los poderes, incluyendo el de la Iglesia, estaba lleno, el templete albergaba a quienes en ningún momento han abandonado la lucha del tabasqueño.
Se considera que el lugar desde donde partieron los 32 representantes de cada una de las Entidades de la República para lanzar su respectivo mensaje era todo un ejemplo de pluralidad, de diálogo, de acercamiento de todos los rincones del país. Los que llegaron hasta el Zócalo capitalino lo hicieron por sus propios medios, ningún acarreado, nadie llevado hasta ahí bajo promesa alguna y todos con la convicción de que todavía es tiempo de que se de un cambio que lleve al país por mejores derroteros. No omitió referirse a los hechos en el 2006: “nos robaron… porque no teníamos organización; por esa razón desde hace cuatro años estamos construyendo esta organización que necesitamos para consolidarla para que la gente participe”.
La cita fue a las 10 de la mañana; la gente terminó de reunirse a las 11. Cinco minutos después comenzaron los 32 discursos. Después vinieron las palabras de quienes se consideraron exponentes de discursos oficiales como: Elena Poniatowska, Enrique González Pedrero y Armando Batra. Posteriormente, la exposición del propio López Obrador. Fueron horas, muchas horas ya que les dieron las 2 de la tarde. Sin embargo, nadie abandonó su sitio y la atención seguía presente. Todos grabaron las expresiones del tabasqueño, observaron a quienes ocupaban el templete y calificaron.
Porque es claro que ninguno de los que ocupan la dirigencia formal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), es decir los célebres “chuchos” estuvieron presentes. Ellos ya utilizaron, decían los ciudadanos asistentes al evento, suficientemente a don Andrés, ya consiguieron empleos que nunca soñaron, lograron meterse a Los Pinos y lucrar con el emblema del partido, porque los militantes “somos otra cosa”, nosotros no estamos ni estaremos en venta y eso ya lo verán los Ortegas, los Navarretes, los Zambranos, y en muy poco tiempo, puntualizaban con gran enojo.
CANDIDATO Y PROYECTO
Este domingo quedó conformada la plataforma para la constitución de una Nueva República Mexicana: la izquierda del país tiene ya candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador; cuenta con un proyecto alternativo de Nación para establecer una auténtica democracia, rescatar las instituciones y ponerlas al servicio del pueblo, impulsar la actividad productiva y la creación de empleos, y establecer un Estado de Bienestar; también se posee una organización social y popular para hacer frente a las mafias del poder, a la oligarquía que se adueñó del patrimonio nacional, y para derrotarla nuevamente en la elección presidencial del 2012.
Al exhibir un potente músculo político, colmando una vez más el Zócalo de la Ciudad de México, centro político del país, y dispuesto a no dar ninguna ventaja a sus contrincantes de extrema derecha y centro derecha, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador arrancó su campaña por la Presidencia de la República, sin los dirigentes formales del PRD que encabeza “el chucho mayor”, Jesús Ortega; con la destacada ausencia del jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard; pero con el respaldo de múltiples organizaciones sociales y populares, ciudadanos en general, y el importante apoyo de los dirigentes del PT, Alberto Anaya, y Convergencia, Luis Walton, con cuyos membretes, sin duda alguna, obtendrá el registro oficial como candidato a la primera magistratura del país.
Desde la plancha de la Plaza de la Constitución, durante la Asamblea Informativa en la que 32 comités instalados en cada entidad federativa rindieron su informe, el ex candidato presidencial dejo claro que es este el momento más favorable para llevar a cabo de manera pacífica los cambios que requiere el país, y cuyas acciones se presentarán con miras  las elecciones presidenciales del 2012, en las que participará respaldado en un amplio movimiento social no para buscar el poder o por una ambición personal, “sino para sacar al país del atraso y para que no nos quiten a nosotros ni a las nuevas generaciones el derecho a la esperanza y a vivir en una sociedad mejor”.
El ahora nuevo candidato presidencial destacó el fortalecimiento y  la organización de comités ciudadanos para lograr su principal objetivo, ganar la Presidencia de la República, “derrotar a la oligarquía en el terreno político y de manera pacífica, para establecer una auténtica democracia, un gobierno del pueblo y para el pueblo”, al recordar que en los pasados comicios del 2006 “nos robaron… porque no teníamos organización; por esa razón desde hace cuatro años estamos construyendo esta organización que necesitamos para consolidarla para que la gente participe”.
ACABAR CON PRIVILEGIOS
López Obrador puso a temblar a la oligarquía económica del país, “a la minoría rapaz que se ha venido apoderando de todo”, “este grupo de 30 potentados que es el responsable de la actual tragedia nacional y del estallido de odio, resentimiento, inseguridad y violencia que padecemos”, al dar a conocer su Proyecto Alternativo de Nación, el cual pondrá en marcha tras ganar las elecciones presidenciales, y en el que destaca su intención de acabar con la pobreza, la miseria y el desigual reparto de la riqueza, al centrar su política económica en la creación de empleos, en el impulso ala productividad y, sobre todo, en la aprobación de una reforma fiscal para terminar con los privilegios que tiene un grupo de empresarios del país, con la cual pretende recaudar 300 mil millones de pesos que se sumarán a unos 200 mil millones más por medidas de austeridad, como la reducción de los salarios de los funcionarios en un 50 por ciento, para reactivar la economía nacional.
Hasta los principales barrios residenciales de la capital del país, del Estado de México, Nuevo León y Jalisco, principalmente, así como en muchas al otro lado el Río Bravo, retumbó el anunció de López Obrador de terminar con los privilegios fiscales que gozan los potentados del país; de acabar con el régimen de consolidación fiscal que en la práctica exenta a las grandes corporaciones; taladró los oídos de los mega millonarios al afirmar que se cobrarán impuestos por las operaciones en la Bolsa Mexicana de Valores y por al extracción de minerales.
La camarilla del poder que rodea al actual inquilino de Los Pinos, Felipe Calderón, se movió con gran nerviosismo al escuchar que las medidas señaladas serán respaldados con recursos provenientes del sector energético, que “será palanca del desarrollo nacional para crear empleos e industrializar al país con una reducción en el precio de las gasolinas, el diesel, el gas y la luz”. López Obrador se comprometió a recuperar las riquezas y los bienes públicos que han sido concesionados ilegalmente, a través de acuerdos, reglamentos o leyes secundarias que, en ningún caso, pueden estar por encima del principio constitucional que señala el dominio directo de la Nación sobre los recursos naturales del país.
Agregó que en los casos de la minería, la industria eléctrica y el petróleo, se aplicará irrestrictamente dicho principio. Su política económica, dijo, se orientará a impulsar la actividad productiva y la creación de empleos; a rescatar el campo del abandono; a producir en México los alimentos para dejar de importar lo que consumimos. Afirmó que “se apoyará a las pequeñas y medianas empresas, industriales y comerciales”; “se protegerán los recursos naturales; y no se permitirán los monopolios”.
RENOVAR LA SUPREMA CORTE
El tabasqueño destacó que uno de los puntos centrales de su proyecto para cambiar de manera pacífica al país, es la renovación de las instituciones para ponerlas al servicio del pueblo y de la nación. “El Estado mexicano dejará de ser un simple comité al servicio de una minoría y habrá una nueva legalidad”. Actualmente la justicia “en vez de impartir protección al débil, sólo sirve para legalizar los despojos que comete el fuerte”. 
Enfatizó que “no hay un Estado de Derecho, los ministros de la Corte están al servicio de la mafia del poder; casi todos ellos le deben su cargo a Salinas, a Felipe Calderón o a Manlio Fabio Beltrones, lo que explica su proceder en casos como el incendio de la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora, donde perdieron al vida 49 bebés, y se otorgó impunidad a los responsables; o en la resolución en contra de los trabajadores electricistas; o en la decisión de disminuir las pensiones de los jubilados; en el hecho de hacerse de la vista gorda en las violaciones constitucionales para permitir la privatización de la industria eléctrica y del petróleo”. Por esas razones, precisó su intención de promover una reforma constitucional a fin de que los magistrados sean elegidos de manera democrática y la Corte se convierta “en el faro de la ley.
DEMOCRATIZACIÓN
También subrayó la necesidad de democratizar los medios de comunicación, de fomentar la competencia y garantizar el derecho a la información. Dijo que es inaceptable que la televisión, la radio y  la mayoría de los periódicos se concentren en unas cuantas manos y en vez de informar con amplitud, veracidad y profesionalismo, se utilicen como instrumentos para controlar y manipular al pueblo, y para proteger privilegios y hace negocios al amparo del poder público. Resaltó que “es una desfachatez que Televisa y Telefónica, empresa española de telecomunicaciones dirigida por Francisco Gil, quien fuera secretario de Hacienda de Vicente Fox, se estén quedando con la fibra óptica de la industria eléctrica nacional, al obtener la concesión, por 20 años, de 21 kilómetros de fibra óptica a cambio de 850 millones de pesos, cuanto ésta infraestructura se construyó con presupuesto público y costó 30 mil millones de pesos. Añadió que también por influyentismo se les está entregando el espectro electromagnético para nuevos canales de radio y televisión.
GOBIERNO AUSTERO
López Obrador afirmó que acabará con la corrupción imperante, con la impunidad y con el influyentismo. Dijo que encabezará un gobierno honesto y austero; que se reducirán a la mitad los sueldos de los altos funcionaros y se terminará el derroche y los privilegios de la alta burocracia. Afirmó que un objetivo fundamental del nuevo gobierno democrático, será restablecer el Estado de bienestar: con pensión universal para adultos mayores y personas con discapacidad; atención médica y medicinas gratuitas para toda la población; educación para todos los jóvenes en preparatorias y universidades; mejoramiento, ampliación y construcción de viviendas. “Nunca más permitiremos que los privilegios de pocos se sustenten en la opresión y la miseria de muchos”, advirtió.
IDEAL MORAL
El discurso del candidato presidencial de la izquierda registró aspectos inéditos como el de llevar a cabo la transformación del país bajo un ideal moral, cuyos principios no están cimentados en la acumulación de la riqueza material, sino en el estar bien desde la conciencia y en prodigar el bien al prójimo. AMLO sostuvo que no basta con mejorar las condiciones de vida y de trabajo, sino que también “es indispensable crear una nueva corriente de pensamiento para fortalecer valores culturales, morales y espirituales”. En su opinión, la actual crisis no se gestó únicamente por falta de empleos, sino también porque se convirtió la codicia en virtud, se elevó a rango supremo el dinero y se ha inducido la creencia de que se puede triunfar a toda costa sin escrúpulos morales de ninguna índole”.
“Lo material es importante pero no basta”, subrayó López Obrador, pues hace falta fortalecer los valores morales, para enfrentar la mancha negra del individualismo, codicia y odio que se vive cada vez más y que ha llevado a la degradación progresiva como sociedad y como nación. Añadió que la descomposición social y males que aquejan al país, no sólo deben atenderse con desarrollo y bienestar, y mucho menos con medidas correctivas, sino hacer el bien sin distinción de razas o clases sociales. Dijo que hay que evitar la desintegración familiar, el maltrato entre sus miembros, promover la comunicación, la libertad, la tolerancia y el respeto a la diversidad porque “besos recogerá quien siembra besos”.
Finalmente, insistió en que “tenemos que aprovechar los dos años que nos faltan. No tenemos dinero y es obvio que no vamos a contar con el apoyo de los medios de comunicación”, y subrayó que la única manera de derrotar a la oligarquía con todo su dinero y sus medios de comunicación es a través de la consolidación de “nuestra organización”, para orientar y concienciar “el despertar del pueblo y la insurgencia cívica que hará posible la transformación política del país”.

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