Federico Arreola
El tono. Moderado. Conciliador. Incluyente. Sobre todo en lo referente a los empresarios mexicanos. A estos, a los más grandes, los más ricos, AMLO no les exigió de ninguna manera ser tan solidarios como Bill Gates y Warren Buffet donando partes considerables de sus fortunas a causas filantrópicas. Ni espera de nuestros potentados que, como los de Alemania, ofrezcan voluntariamente pagar impuestos adicionales en estos tiempos de crisis. Nada de eso. Andrés Manuel López Obrador a los hombres y mujeres de negocios mexicanos solo les prometió que, si él llega a la Presidencia en 2012, van a tener que pagar impuestos. Ni muchos ni pocos, solo los impuestos que personas con los niveles de ingresos que ellos tienen pagan en otros países. Es exactamente lo que El Peje decía en 2006. Y es precisamente lo que llevó a la oligarquía nacional a calificarlo como un "peligro para México". Ojalá las clases medias, que sí pagan puntualmente sus impuestos, entiendan que es sensato lo que plantea López Obrador. Sensato y atendible y, por lo tanto, plausible.
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