C. Ronchetti
Me tomé la libertad de traducir este excelente
artículo de Klaus Ehringfeld para el periódico alemán Der Spiegel. Nada
que no sepamos ya, sólo desde un punto de vista externo. Por puro ánimo
informativo, aquí les va:
~El Señor Telenovela~
Enrique Peña Nieto ganó la elección presidencial en México con claridad. El galán regresa al segundo país más grande en América Latina al pasado: con él el partido PRI - después de doce años de gobierno de oposición - volvió al poder.
El camino hacia el poder no tiene que ser siempre pedregoso, de hecho a veces puede ser muy sencillo, casi obvio. Cualquier persona que tenga los atributos externos apropiados y los patrocinadores correctos, puede llegar a ser presidente, incluso sin tener ningún talento político significativo. Al menos en México, donde el pasado domingo el candidato de 45 años de edad, Enrique Peña Nieto (EPN, por brevedad), fue elegido con claridad como futuro jefe de Estado.
Peña Nieto, un galán con encanto infantil y sonrisa permanente, regresa al segundo país más grande en América Latina al pasado. Con él, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha vuelto al poder. El mismo partido que ya una vez y durante 71 años se apropió del destino de México de una manera dudosa. Durante su gobierno desde 1929 hasta 2000, el PRI ha combinado fraude electoral, opresión, corrupción y crisis económica; pero también el recuerdo de un gobierno paternalista. El escritor peruano Mario Vargas Llosa llamó una vez al México del PRI la "dictadura perfecta". Los siniestros jefes de este partido son conocidos popularmente en México como "dinosaurios".
Ahora está el PRI, después de una pausa de doce años de gobierno de oposición, otra vez en el poder. La devastación provocada por la guerra contra las drogas de México, de la que el principal responsable es el actual presidente Felipe Calderón, ha contribuido enormemente a la victoria electoral de la vieja guardia. Pero de igual manera ha contribuido la fórmula perfecta de la toma del poder: la victoria del PRI y EPN, sólo fue posible con la ayuda del Imperio Televisa, la mayor televisora y emisora de radio de América Latina. "Televisa ha llevado a Peña Nieto al poder", dice Jenaro Villamil, periodista y autor que ha seguido el ascenso del político, de pequeño soldado a presidente en menos de 10 años.
~Televisa cava tumbas y hace coronas~
En 2006, tras la segunda derrota electoral consecutiva en una elección presidencial, comenzaron los “dinosaurios” del PRI a trabajar en el proyecto para retomar el poder. Peña Nieto, el heredero de una poderosa familia política, en ese momento había sido gobernador del estado vecino de la capital de México durante un par de meses, pero traía consigo los atributos perfectos: guapo, telegénico y juvenil. El hecho de que es intelectualmente débil, no representó ningún problema. EPN es como un actor de las telenovelas de la “Fábrica de Sueños” Televisa y como tal, el candidato perfecto de un país telenovelero.
Con miras en las elecciones del 2012, los líderes del PRI, Peña Nieto y Televisa pactaron para proporcionar una cobertura positiva del ahora ex-gobernador en los programas de la emisora. Se crearon entrevistas, reportajes e informes sobre sus supuestos proyectos exitosos. El PRI, EPN y Televisa han calculado la ecuación perfecta para el éxito, la politóloga Denise Dresser se burla: "cara bonita + dinero + televisión + publicidad + dinosaurio = el éxito electoral del PRI".
Televisa, el canal de telenovelas, deportes y otros programas de poco contenido, es vista en un 70 por ciento de los hogares mexicanos. Y lo que dice Televisa es la verdad en un país donde la mayoría de la gente obtiene su información a través de la televisión. Televisa es consciente de su poder y sabe aplicarlo de manera selectiva. La transmisora hace tumbas o coronas. Eso sucedió ya hace seis años cuando los medios de comunicación publicaban siempre noticias desfavorables sobre el candidato más fuerte en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador, del partido de izquierda (PRD). Mensajes televisivos alegando que México se convertiría en una segunda Venezuela, de ganar López Obrador corrían constantemente. Esta campaña de desprestigio le costó la victoria electoral al candidato de izquierda en aquella elección. El domingo pasado, volvió a contender y terminó de nuevo en segundo lugar.
Pero en esta ocasión ocurrió exactamente lo contrario. Televisa hacía acompañar a EPN de personas de origen indígena, informaba sobre sus reuniónes con empresarios y lo siguió incluso ante el altar. Su boda en noviembre de 2010 con la aspirante al estrellato en telenovelas Angélica Rivera fue cubierto en todos los canales en todos los programas.
También en los momentos difíciles de su campaña la transmisora se puso de su lado: cuando Peña Nieto fue abucheado y acosado por estudiantes de una universidad de élite hace unas semanas en un evento de campaña, Televisa habló de "manifestantes" comprados.
La campaña del PRI y EPN cuesta cada año cerca de dos millones de euros, Jenaro Villamil, escribe en su libro "Si yo Fuera Presidente". En él se enumeran exactamente los tratos económicos entre el candidato del partido y los medios. Esta campaña fue enteramente financiada con dinero de los contribuyentes, con cargo al presupuesto del Estado de México.
~Sus tres libros favoritos? Una pregunta difícil para Peña Nieto!~
De esta manera, el presidente Peña Nieto es el producto perfecto, prueba de que las elecciones en México, no se deciden necesariamente en las urnas, sino en las pantallas de televisión. Es un pacto entre ambas partes que el partido más grande y poderoso del país logró con anuncios y favores políticos. Así si colocan también parlamentarios del PRI para garantizar que no se aprueban leyes que podrían poner en peligro el monopolio que ejerce Televisa en los medios de comunicación. "La democracia es un buen cliente", el jefe de Televisa, Emilio Azcárraga dijo una vez.
Es así como la conexión entre política y negocio para beneficio mutuo es una marca mexicana. La segunda economía más grande en América Latina es Monopolandia, un paraíso para los grandes caciques. Aquí fue dónde el rey del teléfono Carlos Slim se convirtió en el hombre más rico del mundo; carteles públicos y privado controlan también el petróleo, el cemento y la electricidad. Pero donde este fenómeno se ve más claramente es en el mercado de los medios de comunicación: Televisa y TV Azteca se comparten casi todo el pastel de la televisión, del que Televisa tiene la rebanada más grande, una participación de mercado del 70 por ciento.
Enrique Peña Nieto, como presidente, ahora tiene la tarea de cambiar la imagen aniquilosada y corrupta del PRI. Su misión es aportar una cara fresca y juvenil. Debe demostrar que el PRI no es Parque Jurásico, sino una nueva banda política de jóvenes modernos. Para esto, depende principalmente de sus cualidades como actor, ya que su contenido político no es tan importante. Peña Nieto es dinámico, cercano a la gente y exuda la esperanza de un futuro mejor más allá de la carnicería de la guerra contra las drogas.
Sin embargo, el futuro presidente de México sólamente sirve para colocar el texto preparado por sus bloques de consejeros frente a las masas. Sin apuntador se avergüenza a si mismo EPN, para burla de los mexicanos. De hecho, puede llegar a ser embarazoso si se trata de una pregunta para la que él no estaba preparado. En la Feria del Libro en Guadalajara el pasado diciembre, se le pidió al candidato enumerar los tres libros más influyentes en su vida. Incluso se le ocurrió decir “la Biblia”, pero entonces comenzó a perder pie. Confundió completamente los otros dos libros y nombres de autor. Ni siquiera al recientemente fallecido escritor mexicano Carlos Fuentes fue capaz de citar correctamente.
~El Señor Telenovela~
Enrique Peña Nieto ganó la elección presidencial en México con claridad. El galán regresa al segundo país más grande en América Latina al pasado: con él el partido PRI - después de doce años de gobierno de oposición - volvió al poder.
El camino hacia el poder no tiene que ser siempre pedregoso, de hecho a veces puede ser muy sencillo, casi obvio. Cualquier persona que tenga los atributos externos apropiados y los patrocinadores correctos, puede llegar a ser presidente, incluso sin tener ningún talento político significativo. Al menos en México, donde el pasado domingo el candidato de 45 años de edad, Enrique Peña Nieto (EPN, por brevedad), fue elegido con claridad como futuro jefe de Estado.
Peña Nieto, un galán con encanto infantil y sonrisa permanente, regresa al segundo país más grande en América Latina al pasado. Con él, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha vuelto al poder. El mismo partido que ya una vez y durante 71 años se apropió del destino de México de una manera dudosa. Durante su gobierno desde 1929 hasta 2000, el PRI ha combinado fraude electoral, opresión, corrupción y crisis económica; pero también el recuerdo de un gobierno paternalista. El escritor peruano Mario Vargas Llosa llamó una vez al México del PRI la "dictadura perfecta". Los siniestros jefes de este partido son conocidos popularmente en México como "dinosaurios".
Ahora está el PRI, después de una pausa de doce años de gobierno de oposición, otra vez en el poder. La devastación provocada por la guerra contra las drogas de México, de la que el principal responsable es el actual presidente Felipe Calderón, ha contribuido enormemente a la victoria electoral de la vieja guardia. Pero de igual manera ha contribuido la fórmula perfecta de la toma del poder: la victoria del PRI y EPN, sólo fue posible con la ayuda del Imperio Televisa, la mayor televisora y emisora de radio de América Latina. "Televisa ha llevado a Peña Nieto al poder", dice Jenaro Villamil, periodista y autor que ha seguido el ascenso del político, de pequeño soldado a presidente en menos de 10 años.
~Televisa cava tumbas y hace coronas~
En 2006, tras la segunda derrota electoral consecutiva en una elección presidencial, comenzaron los “dinosaurios” del PRI a trabajar en el proyecto para retomar el poder. Peña Nieto, el heredero de una poderosa familia política, en ese momento había sido gobernador del estado vecino de la capital de México durante un par de meses, pero traía consigo los atributos perfectos: guapo, telegénico y juvenil. El hecho de que es intelectualmente débil, no representó ningún problema. EPN es como un actor de las telenovelas de la “Fábrica de Sueños” Televisa y como tal, el candidato perfecto de un país telenovelero.
Con miras en las elecciones del 2012, los líderes del PRI, Peña Nieto y Televisa pactaron para proporcionar una cobertura positiva del ahora ex-gobernador en los programas de la emisora. Se crearon entrevistas, reportajes e informes sobre sus supuestos proyectos exitosos. El PRI, EPN y Televisa han calculado la ecuación perfecta para el éxito, la politóloga Denise Dresser se burla: "cara bonita + dinero + televisión + publicidad + dinosaurio = el éxito electoral del PRI".
Televisa, el canal de telenovelas, deportes y otros programas de poco contenido, es vista en un 70 por ciento de los hogares mexicanos. Y lo que dice Televisa es la verdad en un país donde la mayoría de la gente obtiene su información a través de la televisión. Televisa es consciente de su poder y sabe aplicarlo de manera selectiva. La transmisora hace tumbas o coronas. Eso sucedió ya hace seis años cuando los medios de comunicación publicaban siempre noticias desfavorables sobre el candidato más fuerte en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador, del partido de izquierda (PRD). Mensajes televisivos alegando que México se convertiría en una segunda Venezuela, de ganar López Obrador corrían constantemente. Esta campaña de desprestigio le costó la victoria electoral al candidato de izquierda en aquella elección. El domingo pasado, volvió a contender y terminó de nuevo en segundo lugar.
Pero en esta ocasión ocurrió exactamente lo contrario. Televisa hacía acompañar a EPN de personas de origen indígena, informaba sobre sus reuniónes con empresarios y lo siguió incluso ante el altar. Su boda en noviembre de 2010 con la aspirante al estrellato en telenovelas Angélica Rivera fue cubierto en todos los canales en todos los programas.
También en los momentos difíciles de su campaña la transmisora se puso de su lado: cuando Peña Nieto fue abucheado y acosado por estudiantes de una universidad de élite hace unas semanas en un evento de campaña, Televisa habló de "manifestantes" comprados.
La campaña del PRI y EPN cuesta cada año cerca de dos millones de euros, Jenaro Villamil, escribe en su libro "Si yo Fuera Presidente". En él se enumeran exactamente los tratos económicos entre el candidato del partido y los medios. Esta campaña fue enteramente financiada con dinero de los contribuyentes, con cargo al presupuesto del Estado de México.
~Sus tres libros favoritos? Una pregunta difícil para Peña Nieto!~
De esta manera, el presidente Peña Nieto es el producto perfecto, prueba de que las elecciones en México, no se deciden necesariamente en las urnas, sino en las pantallas de televisión. Es un pacto entre ambas partes que el partido más grande y poderoso del país logró con anuncios y favores políticos. Así si colocan también parlamentarios del PRI para garantizar que no se aprueban leyes que podrían poner en peligro el monopolio que ejerce Televisa en los medios de comunicación. "La democracia es un buen cliente", el jefe de Televisa, Emilio Azcárraga dijo una vez.
Es así como la conexión entre política y negocio para beneficio mutuo es una marca mexicana. La segunda economía más grande en América Latina es Monopolandia, un paraíso para los grandes caciques. Aquí fue dónde el rey del teléfono Carlos Slim se convirtió en el hombre más rico del mundo; carteles públicos y privado controlan también el petróleo, el cemento y la electricidad. Pero donde este fenómeno se ve más claramente es en el mercado de los medios de comunicación: Televisa y TV Azteca se comparten casi todo el pastel de la televisión, del que Televisa tiene la rebanada más grande, una participación de mercado del 70 por ciento.
Enrique Peña Nieto, como presidente, ahora tiene la tarea de cambiar la imagen aniquilosada y corrupta del PRI. Su misión es aportar una cara fresca y juvenil. Debe demostrar que el PRI no es Parque Jurásico, sino una nueva banda política de jóvenes modernos. Para esto, depende principalmente de sus cualidades como actor, ya que su contenido político no es tan importante. Peña Nieto es dinámico, cercano a la gente y exuda la esperanza de un futuro mejor más allá de la carnicería de la guerra contra las drogas.
Sin embargo, el futuro presidente de México sólamente sirve para colocar el texto preparado por sus bloques de consejeros frente a las masas. Sin apuntador se avergüenza a si mismo EPN, para burla de los mexicanos. De hecho, puede llegar a ser embarazoso si se trata de una pregunta para la que él no estaba preparado. En la Feria del Libro en Guadalajara el pasado diciembre, se le pidió al candidato enumerar los tres libros más influyentes en su vida. Incluso se le ocurrió decir “la Biblia”, pero entonces comenzó a perder pie. Confundió completamente los otros dos libros y nombres de autor. Ni siquiera al recientemente fallecido escritor mexicano Carlos Fuentes fue capaz de citar correctamente.
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