Hace algunos días tuve una pesadilla terrible, fue uno de esos sueños que parecen tan reales que por más que intentas simplemente no logras despertar.
En mi sueño, México se había convertido en un campo de batalla, en tierra de nadie. Abrí los ojos y estaba en un cuarto oscuro, no había nada más que una pequeña ventana. Cuando me acerqué a la ventana me pude dar cuenta de que a cualquier lado que miraba había destrucción. El aroma que percibía era horrible, olía a muerte; penetraba mi ropa y sentía asco cuando intentaba respirar. Por más que buscaba no reconocía a nadie, mi familia no estaba conmigo y por más que intentaba no lograba recordar la última vez que los había visto.
En ese momento comencé a sentir dolor en mi cuerpo: vi mis manos y estaban llenas de sangre; mis piernas tenían muchos moretones; mi cara, mis brazos, mis pies, mi espalda, todo me dolía y no me explicaba porque. Comencé a llorar por la desesperación, cuando de repente escuche una voz que sonaba bastante familiar. Me di la vuelta y ahí estaba, en el rincón, era una pequeña televisión. Me acerque a ella y pude notar que en la pantalla se encontraba Joaquín López Dóriga: se veía más anciano que nunca, pero decía las mismas estupideces de siempre. Puse un poco de atención y me pude dar cuenta que hablaba de la lucha contra la delincuencia. “Vamos ganando…”, decía convencido, “…el Gobierno Federal ha anunciado la detención de 30 nuevos presuntos implicados con grupos de delincuencia organizada. No se saben sus nombres, ni los detalles de su detención, porque esta información está clasificada como secreta por cuestiones de seguridad nacional…”; después de eso cambió el tema y comenzó a hablar del clima.
Cambié el canal, y pude ver la imagen de Javier Alatorre, el también decía “Vamos ganando…” con una enorme sonrisa en su rostro, “…el Gobierno Federal ha anunciado la detención de 30 nuevos presuntos implicados con grupos de delincuencia organizada. No se saben sus nombres, ni los detalles de su detención, porque esta información está clasificada como secreta por cuestiones de seguridad nacional…”. “Qué gran mierda…”, pensé, y cambié el canal nuevamente, sin embargo, en todos repetían la misma porquería, el mismo discurso barato, la misma hoja, el mismo formato: “Vamos ganando…”, pero a mi alrededor todo parecía indicar lo contrario. En ese momento comencé a recordar las cosas.
Recordé como había llegado a esa oscura habitación. Recordé que varias semanas atrás un grupo de militares entró a mi casa, era de noche y llegaron diciendo que mis padres y yo estábamos involucrados con la delincuencia organizada. Nos golpearon intensamente y no dejaban de preguntar “¿Dónde están las armas?”. Nosotros no teníamos ni idea de que hablaban, pero ellos estaban convencidos de que nosotros mentíamos. Cuando se cansaron de golpearnos nos sacaron de la casa y nos llevaron a ese maldito lugar. A simple vista parecía un campo de concentración inspirado en la segunda guerra mundial. Nos tomaron una foto y nos pusieron un número en la mano: 28, 29 y 30. Me separaron de mis padres y desde ese momento no supe nada de ellos. Me encerraron en el cuarto y me dijeron que estaba acusada de ser parte de la delincuencia organizada, que era mejor que cooperara, pero yo no tenía idea de lo que ellos hablaban… Antes de que los militares llegaran a mi casa yo, como todos los mexicanos, pensé que todo estaba bien en el país, que el Gobierno de Calderón iba ganando la guerra, que toda la gente que capturaban eran malos, narcotraficantes, asesinos… y cómo no creerlo si eso era lo único que informaban en la televisión, “Vamos ganando…” decían en todos los canales. Sin embargo no era cierto, nada de lo que decían era cierto: todos los medios de comunicación informaban lo que les decían, únicamente el papelito que el Gobierno Federal autorizaba. “Qué gran mierda…”, pensé otra vez… y entonces desperté.
Sin embargo ese mismo día me di cuenta de que mi pesadilla comenzaba a convertirse en realidad...
Para empezar mi día me enteré que Iniciativa México regresaba y supe que las cosas de entrada ya andaban mal. Escuche hablar a Loret de Mola, y en una ostentosa ceremonia presentaba el famoso “Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia”. El acuerdo contenía los 10 mandamientos para los medios de comunicación, que al estilo de “no mentirás” y “no matarás”, desglosan diez puntos que de manera sutil, limitan a los medios de comunicación en tratándose de informar sobre la violencia derivada de la delincuencia organizada. Con este acuerdo (que ahora resulta que el Senado quiere elevar a categoría de Ley!!!!!), los medios de comunicación paleros se comprometen a adoptar criterios comunes de información y no intervenir con el combate a la delincuencia organizada.
Básicamente lo que hacen, es acordar que “informarán” exactamente lo mismo, y lo harán en base a “información autorizada”; lo que implica que únicamente repetirán una y otra vez los comunicados que les proporcione el Gobierno Federal… Vaya, que manera de desinformar.
Lo que muchos han considerado como una decisión acertada e incluso necesaria, yo la encuentro como aberrante e indignante. Como puede ser posible que los medios de comunicación de hinquen de esta manera, se rindan, se vendan, se presten… no me digan que es una iniciativa en pro de México, porque lo único que logran es mantener a la ciudadanía en la oscuridad, en la desinformación. ¿Acaso debemos recordarles que el hecho de que no informen sobre la violencia no significa que esta no exista? Parece que el único objetivo de este acuerdo es justificar los abusos del Gobierno Federal y legitimar las acciones que está tomando en la guerra contra el narcotráfico.
Otra de las cuestiones que me preocupa es la desvirtualización que se hará de los periodistas verdaderamente responsables y concientes que no firmaron el acuerdo. Ahora que ellos son considerados como mojigatos (porque así lo dijeron) o disidentes, todo la información que ellos proporcionen va a ser tachada como “información no autorizada” o simplemente falsa. “Qué gran mierda…”, pienso otra vez.
Bien se dice que para mantener al pueblo sometido lo único que se necesita es PAN y circo, y en este caso, el PAN se esta encargando muy bien de que Televisa, TvAzteca y sus medios paleros nos den mucho circo.
LILIANA DÍAZ DE LEÓN ZAPATA
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