María Teresa Jardí
Si un perro hambriento fuera de la casa de su amo es un signo de un Estado fracasado. El desprecio a la educación pública es clara demostración de que no es posible redención alguna por parte de los partidos políticos. España logró ser parte de Europa porque, muerto Franco, los españoles, de derecha y de izquierda, entendieron que había que destinar el dinero –mucho dinero— a la educación pública en primer término.
La educación es lo que propicia el bienestar de los pueblos. La educación es el único medio de combatir la violencia que produce la pobreza y la violencia institucionalizada que produce el negocio que produce para las mafias “gobernantes” la pobreza.
Devolver a los ricos una cuota ínfima, para la mayoría, habrá algunos clasemedieros que apoyen la medida porque llevan a los hijos a colegios de paga pudiendo apenas cubrir las caras colegiaturas, pero en términos generales los niños que asisten a las escuelas de paga son hijos de gente que puede pagar las caras colegiaturas. Devolver a los ricos una cuota insignificante, en lugar de destinar el dinero a la educación pública en un país como México que colecciona —ya debemos ir por los cincuenta mil ejecutados tomando en cuenta que ya casi vamos llegando al centenar de impunes asesinatos cada día— muertos como estampitas de la Virgen María, es otra chorrada de un usurpador fracasado que no atina a dar aunque sea un golpe que lo haga pasar a la historia con el recuerdo de haber hecho eso al menos en la vida.
Dicen muchos que sería peor que Calderón se fuera a estas alturas del partido con veinte goles en contra del equipo. Cortos de miras. Cada día del usurpador al frente del Poder Ejecutivo es un día garante de suma de muertos que ya rebasan las vidas perdidas en Vietnam, en Irak, en Afganistán y en las dictaduras del Cono Sur de las décadas perdidas de otro siglo que parece juego de niños a la luz de lo que hoy ocurre en México sin que nadie atine a poner un alto a la violencia, al menos institucional, con la que se hace una limpia de jóvenes y mujeres en Ciudad Juárez de manera diáfana.
¿Dónde está el gobierno? No tenemos gobierno. En casi todos los estados de regreso está el caciquismo. A nivel federal un individuo muerto de miedo se dedica a coleccionar muertos y más muertos y de tanto en tanto se le ocurre alguna barrabasada como la de devolver una cuota insignificante a los ricos del dinero que pagan a las escuelas privadas para que les deseduquen, también, a sus hijos. Porque el nivel de la educación escolarizada —es patético— hoy en México, de manera generalizada, queda demostrado con el nivel de la misma que tiene la clase política.
La gente no tiene dónde acudir en demanda de justicia. El caso de la familia Reyes es un ejemplo de familias que literalmente van siendo exterminadas por su lucha social en contra en ese caso de un basurero tóxico que quieren venir a poner en México los gringos. El crimen contra los Jaramillo de nuevo está presente.
Las iglesias, antaño refugio de dolientes, al menos la católica, refugio de personas desesperadas que al menos eran escuchadas, convertidas están a nivel de sus jerarquías, mucho más humanas que divinas y sumadas a la violencia institucional responsable del resto de violencias que al país diezman, en sordas irredentas.
Si Calderón se fuera, un respiro se daría a un país con un pueblo que está harto de sufrir miseria, contando muertos y contemplando las enormes desigualdades.
Apostarle al estallido, como claramente está haciendo la derecha para salvar lo que se pueda, es otro error garrafal, presumiblemente de fatales consecuencias, incluso para las mafias apoderadas del poder que tampoco van a tener tiempo de correr para salvarse.
El gobierno no puede abusar de la gente si esta se interesara más por la política( J.J. Rousseau).
lunes, 21 de febrero de 2011
¿Dónde está el gobierno?
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