jueves, 5 de febrero de 2009

Tiembla Calderón ante la Verdad

Lilia Arellano (Por Esto!)


Tal y como lo ofreciera Felipe Calderón hace 48 horas, ya no va a ocultar nada relacionado con la crisis económica; tan es así que nos da la buena noticia de que ahora, estando las cosas como están, nos encontramos no bien, sino requetebién. Dice que lo peor se presentará a finales de este año y lanza un llamado para que nos preparemos para tener la mayor ventaja posible. O sea que ni esperanza queda de cenar en Navidad o de tener pavo en la mesa de Año Nuevo.
Siguiendo la instrucción presidencial, vaya preparando a los niños para que no sientan absolutamente nada cuando la noche del 5 de enero los Reyes Magos brillen por su ausencia.
De pasada coma poco, convenza a su estómago de que debe prepararse para enfrentar lo más duro: dejar de comer. Quítele los zapatos a los niños en cuanto lleguen de la escuela, tráigalos descalzos, les hará bien sentir la tierra, el cemento. Guarde las medicinas, le pueden servir aunque ya estén caducas. No tire los cuadernos usados, pueden los menores escribir en los renglones que no ocuparon. Cultive hierbabuena en maceta, le servirá para los dolores de estómago causados por no comer y también puede ponerles un hilito de colores y regalar un manojo el día del amor o en las fiestas de cumpleaños o en el aniversario de bodas. Prepárese, lo peor está por llegar, así que del presente, mejor ni se queje.
Pero ojalá y ese hubiese sido el único pronunciamiento dañino emitido por don Felipe, pero no fue así. No pudo dejar de lado el salir a señalar que como no le aprobaron tal cual la reforma petrolera que mandó, son los partidos de oposición los culpables de que no tengamos refinerías suficientes. ¿Ya se le olvidó que aplaudió a rabiar lo que logró le aprobaran en el Congreso y dijo que ese era el cambio que el país necesitaba para salir adelante? ¿Ya le dijeron que mejor no le firman ni los ventajosos contratos de riesgo de PEMEX? ¿Acaso le informaron que está tan mal su gobierno, que los inversionistas consideran que expondrán sus capitales en un país donde puede haber un brote de inconformidad social de consecuencias impredecibles? O ¿Tal vez ya descubrieron su incapacidad y la facultad que tiene para mentir?
Ante tal aseveración los tricolores luego, luego, protestaron. Dicen que tal expresión es con fines electoreros. ¿Será? Porque más bien Calderón se pone la soga en el cuello. Lo de la refinería lo dijo en la gira que realizó en Campeche y Yucatán y, justo en la primera Entidad, resulta que ya llevaban mano por la influencia y el cariño entrañable, más allá de la muerte, que le sigue teniendo el habitante provisional de Los Pinos al finado Juan Camilo Mouriño. En Yucatán, las exhibiciones no conocieron límite. Se puso a anunciar obras que sabe que no habrán de realizarse de inmediato por una sencilla razón: no hay dinero y lo que obtendrán de las reservas y el invisible seguro petrolero es para no dejar de recibir las canonjías de las que gozan en el presente y para el gasto corriente.
Entrampado como se encuentra, el michoacano ya no encuentra a quién salpicar. Ahora resulta que los que no gobiernan ni tienen acceso a la chequera que manejan los hombres de Carstens, son los culpables de la crisis y más aún, son los que sacaron a subasta los dólares, los que pretenden saquear las arcas de las reservas, los que administran los presupuestos, los que van sobre el seguro petrolero, los que generan el desempleo, los que declararon la guerra al narcotráfico con las manos y la mente vacías, los que entregan a la Gordillo miles de millones de pesos para sus organizaciones, los que dan los nombramientos a los del gabinete y los escogen de entre los más brutos.
Eso sí que no se vale, a los opositores sólo les caen el buen salario, los viajes gratis, las dietas que se reciben debajo de la mesa, los “bonos” para decir sí o no, las aprobaciones para empobrecernos, las autorizaciones para los despojos, la redacción de leyes que van dirigidas a las mayorías y que protegen a las minorías de siempre: a las del dinero; a los que no son del PAN o aliados de ese partido, no se les puede culpar de todo, sólo de una parte que no tiene nada de irrelevante sino todo lo contrario.
No es válido, pues, que de manera tan campante les carguen lo de las refinerías, eso sí que no, aunque mucho tienen que ver con los aumentos a las gasolinas, con la sordera para los abusos bancarios, con el incremento al diesel, con el hecho de que no tengamos una dependencia que regule los precios de los productos de mayor consumo, con las mentiras que nos recetan en cada reporte económico. Aquí sí que, como dice el refrán, “el comal le dijo a la olla: oye olla qué tiznada estás”.
Y para cerrar con broche de oro y percatarnos de qué tamaño es el temor a las verdades que sienten los del gabinete calderonista, resulta que en la gira de referencia, lejos de aclarar todas las dudas que existen acerca del desplome del avión en el que perdieron la vida Juan Camilo Mouriño y sus acompañantes o de atreverse siquiera a probar que son falsas las informaciones dadas a conocer en los diarios POR ESTO!, don Felipe ordenó que se extremara la vigilancia hacia los reporteros. A los de esa casa editorial de plano les pusieron “sombras”, miembros del Estado Mayor Presidencial les impedían cualquier movimiento.
Campeche y hasta Yucatán eran los sitios ideales para dar muestras de que siquiera en este caso, en el que los afectos importan más aún que la propia conducción del país, se puede decir aunque sea una parte de la verdad. No fue así. Los malos son los que denuncian, los que señalan, los que advierten, los que revelan las verdades. Los otros, los que cobran su salario proveniente del pago de nuestros impuestos, esos son los buenos, los que logran generaciones sin posibilidad de desarrollo, los que causan daño a millones, los que emiten políticas públicas equivocadas.
La actitud de Calderón debe tener muy satisfechos a todos los que trabajan en los POR ESTO! Con su actitud, el michoacano demostró hasta qué punto teme a la verdad, a ser descubierto, a que se le siga enjuiciando.

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