Eduardo
Camacho Hernández
El
que hubieran impedido a Evo Morales volar sobre países europeos echó una cortina
de humo sobre el discurso que pronunció al asistir a la reunión de jefes de
Estado, que fue el objeto de su viaje. Para perplejidad de sus anfitriones, el
documento sitúa en sus verdaderos términos las relaciones entre Europa e
Indoamérica. Exposición
del presidente boliviano ante la reunión de jefes de Estado de la Comunidad
Europea (30-VI-13). Con
lenguaje simple, que era trasmitido en traducción simultánea a más de un
centenar de jefes de Estado y dignatarios, el presidente Evo Morales logró
inquietar a su audiencia cuando dijo:
“Aquí
pues yo, Evo Morales, he venido a encontrar a los que celebran el
encuentro.
“Aquí
pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace 40 mil años, he venido
a encontrar a los que la encontraron hace sólo 500 años.
“Aquí
pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es
bastante.
“Nunca
tendremos otra cosa.
“El
hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a
los que me descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda
contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme.
“El
hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque
sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles
consentimiento.
“Yo
los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar
intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre
recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a
San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata
provenientes de América.
“¿Saqueo?
¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su
séptimo mandamiento. ¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los
europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su
hermano!
“¿Genocidio?
Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que
califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como
Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual
civilización europea se deben a la inundación de metales
preciosos.
“¡No!
Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados
como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al
desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de
guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la
indemnización por daños y perjuicios.
“Yo,
Evo Morales, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas
hipótesis.
“Tan
fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan Marshalltesuma, para garantizar la
reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras
contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño
cotidiano y otros logros superiores de la civilización.
“Por
eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos:
¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos
productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo
Indoamericano Internacional? Deploramos decir que
no.
“En
lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas
invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro
destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá,
pero sin canal.
“En
lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto
de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas
líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo
el tercer mundo.
“Este
deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una
economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su
propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente hemos
demorado todos estos siglos en cobrar.
“Al
decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a nuestros hermanos
europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de
interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos del tercer mundo. Nos
limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el
módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado sólo durante los últimos 300
años, con 200 años de gracia.
“Sobre
esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a
los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185
mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de
300.
“Es
decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras,
y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra.
“Muy
pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuánto pesarían, calculadas en
sangre?
“Aducir
que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para
cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso
financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del
capitalismo.
“Tales
cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los
indoamericanos.
“Pero
sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos
deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso
mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita
entregárnosla entera, como primer pago de la deuda
histórica”.