Claudia Solera
CIUDAD DE MÉXICO, 28 de octubre.- ¿Qué sucede cuando un político sucumbe a las mieles del amor? Si muchos asocian el enamoramiento con la locura, porque afecta el raciocinio de quien lo padece, ¿cuántas veces México ha sido gobernado por un loco enamorado?, ¿y cómo una pasión ha determinado el rumbo de la historia?
El periodista Alejandro Sánchez respondió a estas preguntas en su libroLas mieles del poder, historias de sexo y política en México, donde reunió en orden cronológico 16 historias de héroes y políticos mexicanos que, desde la época de Benito Juárez hasta la actualidad, con el pretexto del amor o la inocencia de haber amado, despilfarraron el erario del país, modificaron leyes para cumplir los caprichos de sus mujeres o simplemente utilizaron la pasión como fin político.
"Yo no hablo de amor", afirma en entrevista Alejandro Sánchez. Y se pregunta: "¿por qué un periodista no tiene derecho a contar esto si entre las pasiones de los políticos se revela el abuso de poder? Este libro es una denuncia".
Porfirio Díaz, por ejemplo, aquel hombre que en la época de Benito Juárez había luchado por la separación entre la Iglesia y el Estado, terminó retractándose ante un arzobispo de los principios e ideales que sirvieron a la patria en las Leyes de Reforma.
Todo con tal de conseguir que un sacerdote lo casara con su sobrina.
Un siglo después, Arturo Montiel Rojas manipuló el Congreso del Estado de México, para que los diputados locales modificaran el Código Civil de la entidad, para que él pudiera casarse con una francesa de 27 años.
El entonces gobernador acaba de divorciarse y la ley impedía que contrajera nupcias inmediatamente. "Pero no podía esperar", escribe Sánchez.
Mujeres cautivadoras
Se tejen varias coincidencias en estas historias de sexo y política. Los protagonistas son hombres que están en la ascendencia de su carrera política, mayores de 50 años "y buscan mujeres mucho más jóvenes que ellos para darse baños de juventud".
También cuenta de políticos enamorados capaces de dirigirse a sus parejas con voz melosa o escribiendo cartas "llamándome sencillamente tuyo", como lo hizo Porfirio Díaz.
¿Pero qué tienen en común esas mujeres que han desestabilizado a los hombres del poder y a un país entero? "Son mujeres que su belleza física acaba siendo un desequilibrio".
Ahí se retratan las pasiones de La Tigresa con Gustavo Díaz Ordaz; de Liliana León, reina de belleza, con Diego Fernández de Cevallos, y de Sasha Montenegro con José López Portillo.
"Esa combinación de inteligencia, seducción y belleza acaba siendo un arma letal", argumenta Sánchez. Y demuestra que el amor sí rebasa la política.
Por ejemplo, cuando Arturo Montiel estaba enamorado de la joven francesa, "se desconcentraba en juntas, llegaba irritado o de plano cancelaba las reuniones de trabajo entre semana para irse de viaje con su esposa", relata.
Otro ejemplo es César Nava. Mientras en la Cámara de Diputados se discutían la gravedad de los secuestros, los abusos del Ejército en su lucha contra el narcotráfico, "el legislador andaba haciéndola de Romeo en Estados Unidos", donde le entregó el anillo de compromiso a Patricia Sirvent, Patylú, en Nueva York.
"Como legislador batió el récord de faltas en las últimas legislaturas, al acumular 20 en 22 sesiones de trabajo."
Amor y fines políticos
Así como brota la miel en esas pasiones no confesadas, en esas fantasías amorosas, también están cargadas de ambición, de fines políticos y traición.
El chofer de Pancho Villa, Carlitos Caballero, le confesó a Alejandro que el héroe revolucionario recurría a las técnicas de seducción para crear sus tácticas de guerra, pues en la cama interrogaba a sus amantes sobre sus enemigos.
"Muchas veces, después de estar con las mujeres recién conocidas, mi general cambiaba de táctica."
A Rosario Robles, cuando aspiraba a la dirigencia nacional de su partido, el de la Revolución Democrática, un conocido común le presentó a Carlos Ahumada, y le susurró: "Ese cuate tiene dinero y te puede financiar toda la campaña a la presidencia del PRD".
Algunos argumentan que Nava utilizó su compromiso con Patylú como cortina de humo para limpiar su imagen, luego de que en el Congreso lo apodaron Pinocho, por pactar en lo oscurito el aumento al IVA a cambio de no promover las alianzas políticas en el Estado de México.
El despilfarro
Si se sumara cuánto dinero le han costado al país las pasiones de los 16 protagonistas de este libro, sin duda la cifra tendría muchos, muchísimos ceros.
Tan sólo Maude Versini demandó a Arturo Montiel por 300 millones de pesos y se quedó con dos propiedades en Europa, valuadas en 36 millones de pesos.
Además, una comisión de diputados cree que el quebranto a la nación, operada por lo hijos de Marta Sahagún, los hermanos Bribiesca, pudo llegar a los tres mil millones de pesos.