Sanjuana Martínez
Periódico La Jornada
Domingo 18 de noviembre de 2012, p. 17
En la calle Coahuila, epicentro de la trata de mujeres en México, el show es permanente. Son las 10 de la mañana y el bar Adelita, con hotel incluido, is always open.
El ambiente denso esta cubierto de luz roja, azul y verde. Del techo
cuelga una cadena y un aro cromado. De pronto, una mujer escultural con
vestido ceñido salta al escenario. Empieza a bailar con movimientos
cadenciosos y hace acrobacia con el aro.
Es morena, delgada, tiene el cabello corto y unos 25 años. Hace pasos de ballet clásico en fusión erótica reguetonera con
pirouette,
assamblée,
coupé y
grand jeté. Tiene una condición de atleta y domina el
pole dancing:
del aro pasa al tubo; sube, entrelaza las piernas y baja de cabeza; se
desliza por el suelo, se abre en escuadra y con un movimiento gimnástico
queda de rodillas; con los codos pegados al suelo, levanta el trasero,
se para y va despojándose del vestido y el sujetador con la mirada
puesta en el público. De pie, los hombres visiblemente entusiasmados
aplauden y le ofrecen billetes, ella se acerca con movimientos sensuales
y va enganchando los dólares en su tanga; finge confusión, finalmente
elige al mejor postor para sentarse en sus piernas.
Enfrente hay media docena de chicas, todas llevan una banda como si
fueran reinas de belleza y candidatas a Miss Universo. Son muy jóvenes y
están maquilladas exageradamente para aparentar más edad. La propaganda
anuncia a sugerentes mujeres semidesnudas con sombrero charro para la
celebración del 20 de noviembre, con descuentos especiales de apenas 15
por ciento gracias al
Buen fin
.
Hay clientes mexicanos y extranjeros, pero los precios son en
dólares. En la parte superior están los cuartos: entre 70 y 100 dólares
por un servicio de media hora:
Hay entre 100 y 300 muchachas. Las hay bonitas o sencillas y de eso depende el precio
, explica en medio del estruendo musical, Richard, un mesero originario de Iztacalco que hace de
cuidador
y defiende su trabajo:
Esto
es como cualquier otra chamba. Aquí hay mucho trabajo por eso me vine
hace dos años. Es como si fueras albañil y fueras donde hay mucha
demanda de mano de obra para la construcción
.
Capital del turismo sexual
En Tijuana hay gran oferta y demanda: más de 5 mil 500 mujeres, la mayoría jóvenes, son explotadas sexualmente: Son
mafias históricas que se dedican a la trata, pero la demanda de esas 5
mil 500 no es sólo de mexicanas, también de Estados Unidos, pese a una
disminución de estadunidenses por la inseguridad sigue llegando turismo
sexual, eso no se detiene
, dice Víctor Clark Alfaro, director del
Centro Binacional de Derechos Humanos y defensor de los derechos
laborales de las trabajadoras sexuales.
La zona norte de Tijuana es un laboratorio de sexo, drogas y
violencia. En el callejón Coahuila, una pequeña área cargada de bares y
table dance, la oferta es diferente. Las chicas están colocadas estratégicamente afuera de los negocios. Les llaman
las paraditas.
Algunas apenas tienen 15 años, todas llevan vestidos ceñidos o
leggings
con zapatos de plataforma y 20 centímetros de tacón. Tienen el cabello
largo y la mayoría son de aspecto latinoamericano. Están paradas afuera
de los hoteles que rentan cuartos a 25 pesos por media hora, pagados por
adelantado y con la entrega de un rollo de papel higiénico.
El bar Hong Kong es el epicentro del sexo comercial de alto nivel.
Hay más de 300 mujeres trabajando día y noche en distintos turnos. Las
chicas bailan en diversos escenarios y están distribuidas por todo el
lugar, que además tiene servicio gratuito de ida y vuelta a la frontera
con San Diego, California, para los clientes de aquel país. En un
extremo hay un espectáculo de espuma; en el otro, de chocolate. Los
espacios reservados para bailes privados son para los clientes VIP.
Aquí las trabajadoras sexuales ganan entre 300 y mil dólares al día
,
dice Clark Alfaro mientras camina por el lugar atestado de hombres a
las siete de la tarde y a su lado pasa una chica de proporciones
exuberantes vestida sólo con tanga y brassier.
Con dos décadas de trabajo de campo antropológico, sostiene que este
tipo de antros son el ejemplo de negocios donde los dueños han
prescindido de
contratos con las mafias de trata de mujeres, para pasar a contratar sólo chicas
free lance, que por su voluntad y sin padrote deciden trabajar en distintas ciudades de la República:
Hay
muchas mujeres que se mueven de manera independiente con otro nivel de
escolaridad y la mayoría son urbanas, saben a lo que vienen; las que
están en la calle vienen de zonas rurales y tienen padrotes que a veces
son parejas y las engañan; o bien llegan convencidas por ellos
.
En el callejón Coahuila el bullicio no termina, dura 24 horas. Un chico ofrece
globos,
pequeñas bolsas verdes con una dosis de cristal a 20 pesos. Las chicas
lo rodean y vende su mercancía en escasos 10 minutos. Muchas de ellas
han sido inducidas a la drogadicción, luego de ser engañadas o
secuestradas para la explotación sexual.
En el bar Chavelas, el ritmo es norteño con banda y mariachi. La clientela y las chicas tienen un nivel más popular.
Lluvia,
de apenas 18 años sale a la pista anunciada por un animador que invita a
los clientes a bailar. Cada pieza cuesta de dos a cinco dólares. Se
mueve con parsimonia y una sonrisa fingida. Apenas pesa poco más de 35
kilos.
Detrás de cada muchacha como esta hay hijos que mantener. Aquí les
pagamos 500 pesos por bailar. Eso es todo. Si ellas quieren algo más,
ellas saben
, dice Mario el animador que lleva 20 años en este negocio:
Yo soy como un taquero, ya no me dan ganas de comer. Además, tengo esposa e hijos. Llevo una vida normal fuera de aquí
.
Las mafias
En la calle, las paraditas exponen otro
problema: las mafias de proxenetas que las enganchan con engaños
prometiéndoles trabajo de edecanes, modelos o asistentes, o las
secuestran. Según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)
hay más de 16 mil menores víctimas de trata y alrededor de 80 mil
mujeres, un negocio que arroja ganancias de 32 millones de dólares al
año, convirtiéndolo en el segundo más próspero en México, después del
tráfico de drogas.
Víctor Clark ha estado amenazado de muerte y ha vivido con seis
escoltas debido a su defensa de los derechos humanos; señala que puede
haber mafias trasnacionales de trata hacia Estados Unidos y Asia usando
como trampolín a Tijuana, pero lo que más ha estudiado es el tránsito
local que deriva de la miseria y la baja autoestima de las mujeres
sometidas a una serie de abusos:
Las mafias de proxenetas o padrotes,
algunos salen de Tlaxcala, Puebla o Jalisco y traen mujeres convencidas
porque las enamoran con la capacidad seductora de la retórica del
padrote, otras amenazadas o engañadas para trabajo sexual en la calle,
mujeres que surten las demandas sexuales de la clase obrera. Cada
muchacha les genera ganancias de 30 mil pesos al mes
.
México ocupa el tercer lugar en trata de personas, según la Coalición
Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el
Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés) con métodos distintos: “Los
grupos del crimen organizado las
levantan para usarlas como
halcones, sicarias,
mulas
o esclavas sexuales de los jefes de plaza, y cuando se cansan de ellas
simplemente las matan, desfigurándoles el rostro para hacer más difícil
su identificación”.
En Tijuana, las autoridades han rescatado 134 víctimas de trata en un
año y la desaparición de mujeres ha alcanzado niveles de alarma, luego
del caso de la joven Magaly Salazar Bravo, de 23 años, quien después de
10 días de búsqueda las autoridades la encontraron en un
table dance de Guadalajara, adonde supuestamente fue de manera voluntaria. Después del rescate fue misteriosamente aislada:
Es un caso muy extraño que deja ver otro problema: el de la trata para pobres y la trata para ricos
, dice Clark Alfaro.
La trata para la clase media y clase alta se mueve fuera de la zona de tolerancia:
Los
consumidores son la elite política y financiera. Cuando se habla de
trata sólo se centran en las mujeres de estados muy pobres y redes de
proxenetas, pero nunca las investigaciones están orientadas a la trata
para ricos porque sería un escándalo público, habría hombres de sectores
político y empresarial y se exhibirían a sí mismos
.
Independientemente de las diferencias, ningún tipo de trata se
investiga. La trata para pobres, por ejemplo, cubre parte de la zona
norte. En la calle Artículo 123: el bar El Fracaso está lleno. Su
clientela: albañiles, mecánicos, obreros. Aquí las chicas son menos
curvilíneas y sofisticadas que las del Hong Kong. Las casi 150 mujeres
que trabajan en este lugar tienen unos kilitos de más y están sentadas
en cuatro bancas alrededor de la pista. Bailan a ritmo grupero y cobran a
15 pesos la pieza. Luego ofrecen 25 minutos de servicio por cien pesos.