jueves, 8 de marzo de 2012

Yo que Peña Nieto

SECRETO A VOCES

Alberto Banuet A.

Enrique Peña Nieto, el inalcanzable, la esperanza tricolor, tiene a todo su partido con los nervios de punta. No es para menos, conforme pasan los días, su popularidad desciende.

Tiene Don Enrique varios problemas evidentes y otros que aunque tal vez sean mayores, no son tan obvios al ojo del ciudadano común, probablemente estos, los no tan vistos, sean los que más le estén preocupando estos días de veda.

Me explico.

Los gobernadores priistas ya se habían hecho a la idea de que a partir de diciembre del 2012 tendrían nuevamente patrón, ni modo, gajes del oficio. Todos lo habían asimilado y hasta cierto punto daban por hecho que la vida a partir del 13 sería como antes del 2000…..pero, ahora resulta que empiezan a otear que a la mejor las cosas no son como se pensaban.

¿Qué sucede?

Que muchos gobernadores del tricolor, se empiezan a ver en lo obscurito con Doña Chepina, no vaya a ser el diablo…..incluso, es lo que más les conviene, seguir siendo el virrey de su estado sin que nadie le diga cómo y por donde, es decir, no tener a quien rendirle.

Un juego perverso sin duda, el mismo camino por el que caminó el galgo, sopa del mismo chocolate.

Por el otro lado, Manlio, coyote muy balaceado, también se ha percatado que las cosas no andan bien con el copetón y como no queriendo, está dejando que los gobernadores hagan su libre juego. De Pedro Joaquín no hay nada que decir, a este pobre todo le pasa de noche.

Pues ante esta realidad, yo que Peña Nieto lo primero que haría es correr a mi círculo cercano, a mis consejeros que no son capaces de organizar ni un bautizo, a esos que me mandaron a la feria del libro sin decirme que es lo que me esperaba, a esos que ya se reparten el pastel sin haberlo ganado, a esos que dicen conformar mi cuarto de guerra, a mis estrategas.

Acto seguido, me reuniría con Manlio y su equipo y con los viejos experimentados del PRI, esos que si saben trabajar y entienden de estas cosas, me replegaría y haría como le hizo Ronald Reagan en una reunión del G8 en una ocasión en que no se podían poner de acuerdo las partes y las pláticas se habían tensado….se salió del salón dejando a todos asombrados, por lo brusco del levantón y el portazo y un minuto después entraría sonriente diciendo….buenos días, me da gusto saludarlos, soy Ronald Reagan, ¿podemos empezar de nuevo? Y las cosas, como por arte de magia se arreglaron.

Un nuevo inicio es lo que le falta a Peña, re lanzar su relación con los votantes, reconocer humildemente que es falible, bajarse de su nube y comportarse como cualquier mortal……..si no lo hace pronto, en su salud lo hallará.

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