Por Rafael Cano Franco
Hace unos días, el director del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), Ramón Pacheco, pidió confianza en el maíz transgénico, más tardó en hacer su solicitud que en recibir una respuesta por parte de cuatro ciudadanos identificados con las luchas ambientalistas y ecologistas de Sonora.
En una carta que envían a las redacciones de los medios de comunicación, las damas: Teresa Parada, Adriana González y Rosa María O´Leary, así como el señor José Isabel “El Chabelo” Dorado Auz, le dicen al director del CIAD que su petición de confianza es un acto de fe que dista mucho de ser científico y en todo caso lo primero que debería solicitar es respeto por la ley y aplicar el principio de precaución al que obligadamente deberían haber acudido las autoridades.
Dicen que comparar los transgénicos con otros avances científicos es relativo, pues si bien en ambos casos se generó controversia, en el caso de el desarrollo de la ciencia fue estrictamente para su aplicación ramas como la medicina o la industria, sin las consecuencias económico-.sociales y en la salud o el medio ambiente, como sucede con los trasgénicos.
Alegan también que los trasgénicos es una tecnología que abarata costos, eso significa una agricultura sin agricultores, como se observó en los países que han adoptado esta tecnología y por esas mismas razones terminaron prohibiéndola.
También le reprochan al Director del CIAD minimizar las dudas legítimas que tienen respecto a los trasgénicos y los daños que pueden ocasionar a la salud de los seres humanos, pero particularmente reclaman que quienes consumimos esos productos, a final de cuentas terminamos siendo “involuntarios conejillos de indias”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario