Federico Arreola
Escribí dos veces seguidas acerca de la bebé que murió, en Reynosa, Tamaulipas, víctima de una bala perdida disparada por soldados que perseguían narcotraficantes en la periferia de esa ciudad. Fui muy criticado por eso. Se me acusó, por teléfono y en distintos espacios de internet, de estar en contra del Ejército mexicano y a favor de las mafias del narco, lo que desde luego es falso. Hasta ahí, más o menos todo normal. Es decir, los clásicos ataques que recibe el periodista crítico de los defensores de las “instituciones”.
El pasado lunes al anochecer, sin embargo, la cosa subió de tono, lo mismo en el espacio de comentarios de los lectores de mi columna que en tuiter. El nivel de ofensas en mi contra creció tanto que me vi obligado a provocar a los agresores para ver hasta dónde eran capaces de llegar. Así, después de que les dije “imbéciles”, que es lo menos que se merecían, varios de ellos amenazaron con atacarme físicamente en mi oficina o domicilio. Repliqué que cualquiera que se me acercara para al menos molestarme iba a ser puesto en manos de la policía. Eso, como era de esperarse, incrementó el nivel de las injurias y las amenazas, sobre todo en tuiter.
Sé quién está detrás de los ataques y amenazas que he sufrido. Me reservaré los nombres por el momento. Hasta donde estoy informado, no hay gente del Ejército en ese grupo de porros de internet. Ojalá no se meta. Porque, aparte de ilegal, es inútil lo que hacen. El griterío que lanzan desde la red ni disuade a los críticos ni convence a las personas que lo escuchan.
Cuando me fui a descansar temprano la noche del lunes, apareció una cuenta de tuiter, que no conozco y no sé quién pudo haber creado (@la_izquierda_mx), desde la que se amenazó a algunos de quienes me habían agredido. Eso se hizo con el evidente propósito de atribuirme la autoría intelectual de las amenazas. Si no por otra cosa, porque hace unos días sostuve en tuiter un debate con el abogado Miguel Carbonell bajo la etiqueta @izqmx. El hecho es que, como no tengo nada que ver con @la_izquierda_mx, he sugerido a los agraviados que presenten una denuncia ante el ministerio público. Si les sirviera, yo les apoyaría en tal proceso.
Por mi parte, respecto de las amenazas y agresiones que recibí en internet por cuestionar al Ejército mexicano, lo único que voy a hacer es reiterar que los soldados no tienen derecho a andar lanzando balazos contra los narcos en zonas poblados de México. Insisto, si el precio a pagar por la guerra de Calderón contra el narco son vidas de bebés baleadas “accidentalmente” por soldados irresponsables, pues entonces se trata de una guerra estúpida sin posibilidades de ganarse.
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