Es evidente el descontento de la población hacia los legisladores, pues a pesar que éstos han tratado de convencer sobre su trabajo, sólo han logrado levantar más especulaciones sobre sus ingresos económicos los cuales contrastan con la difícil realidad económica que vive la mayoría de los mexicanos.
Es preciso destacar que los diputados simularon para este año un recorte a su presupuesto en el Paquete de Egresos de la Federación para 2010, pues mientras en 2009, el presupuesto fue de cinco mil 284 millones de pesos, para el año siguiente será de cinco mil 100 millones de pesos.
En la Cámara de Senadores se decidió no tocar el tan anunciado plan de austeridad, y prefirieron terminar el 2009 sin ponerse de acuerdo en recortar sus dietas así como el número de comisiones de trabajo.
En lo que sí se pusieron de acuerdo fue en determinar que se garantizara la construcción de su nueva sede, sin importar que ello implique la reducción de gasto corriente y de operación.
No se bajaron sus dietas, pero al menos éstas se han mantenido congeladas por lo menos desde 2006, justificó el presidente del Senado, Carlos Navarrete.
A pesar de que pregonaron su austero plan, el senador perredista destacó que el poder adquisitivo de los legisladores se ha depreciado con los años, toda vez que no se ha registrado algún aumento en la dieta.
Navarrete indicó que al solicitar un informe de Administración de cómo estaban las dietas de los senadores le notificaron de que estaban congeladas desde septiembre de 2006.
Incluso, el senador dejó ver su inquietud por el congelamiento.
“Imagínense que un trabajador que gana 5 mil pesos o 10 mil pesos, no tenga ningún incremento durante tres o cuatros años, en los hechos hay un 20, 25% menos de su ingreso por los niveles inflacionarios”, acotó.
Cabe precisar que cada senador se lleva casi 127 mil pesos mensuales, a los que se suman una serie de apoyos en efectivo, los cuales les son entregados a través de sus grupos parlamentarios, quienes cada año disponen de una bolsa de reparto discrecional de más de 400 millones de pesos.
El senador también sostuvo que no se logró el recorte en el número de comisiones que tenía como fin ahorrar recursos, y aceptó que el hecho de que las decisiones hayan sido congeladas ha impedido avanzar más en materia de transparencia.
“Debo expresar en esta materia que estoy insatisfecho con los grados de transparencia que el Congreso tiene. Es una asignatura pendiente en el Senado, sin duda alguna. Va avanzándose con mucha lentitud”, reconoció.
En 2010, el Senado costará al erario más de 3 mil 560 mil 900 millones de pesos. De éstos, mil 417 millones serán para servicios personales, mil 316 millones para servicios generales, 47.7 millones para materiales y suministros, 34.4 millones para bienes muebles e inmuebles, 3.5 millones para ayudas y donativos y 750 millones más para la nueva sede.
Todo se desarrolla en un escenario de hermetismo, pues en las versiones estenográficas de las sesiones ordinarias del Senado ni siquiera se reproducen los datos relacionados con los gastos de los legisladores.
Con información del diario Reforma
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