¿Votará el gobernador de Sonora, Guillermo
Padrés, por Josefina? A más de uno la pregunta le parecerá necia; pero,
escudriñando un poco en las razones que tendría el gobernador sonorense, y
junto con él los panistas, particularmente los que lograron acomodarse en el
actual gobierno estatal, veremos que habría motivos suficientes para que, por
lo menos, exploraran la posibilidad de emitir su voto en otro sentido.
En primer lugar, estaremos de
acuerdo en que la campaña de Josefina está en situación de naufragio. Los días
pasan, pasan las semanas, y la intención de voto que logra Josefina no hace
sino reducirse, ampliando la brecha que la separa de sus rivales. Puede
polemizarse sobre las causas del hecho; pero el hecho ahí está. En
prácticamente todas las encuestas, con Josefina, el PAN se ha estancado en
tercer lugar, y bajando.
Sin embargo, debe intentarse una
explicación del desastre que ha sido, hasta hoy, la campaña presidencial
panista. Comencemos por decir que el PAN tiene a sus propios chuchos. Los
calderonistas son al PAN, lo que los Chuchos al PRD. El equipo cercano a Calderón
se agandalló las posiciones privilegiadas de las listas plurinominales
panistas, tal como los chuchos hicieron con las listas del PRD. Pero los
calderonistas son el principal pasivo de
Josefina: ¿Cuánto le ha costado, en términos de imagen y de aceptación pública,
la aceptación del calderonista Molinar Horcasitas en su equipo de campaña?
¿Cuánto le han costado a Josefina los continuos reclamos por la carnicería
calderonista, que ha convertido a México en potencia mundial en decapitaciones?
No obstante el alto costo electoral que significan, los personajes más cercanos
a Felipe Calderón, cuando haya pasado la elección, se encontrarán bajo el fresco resguardo de las senadurías y
diputaciones plurinominales. A Josefina se la cargará el payaso, a los
calderonistas no; así como sucede con los chuchos y el Peje, independientemente
de la suerte de AMLO, los chuchos ya ganaron.
Por otra parte, debe advertirse
la disminución de la fuerza territorial del panismo. Así lo indica la pérdida
de intención de voto en los estados que hasta hace poco eran bastiones panistas.
En Jalisco y en Morelos, los candidatos a gobernador por parte de Acción
Nacional van en tercer lugar. En Jalisco
es significativo que el candidato de Movimiento Ciudadano (antes Convergencia)
haya desplazado al candidato panista a un lejano tercer sitio. En Baja
California, entidad también gobernada por el PAN, la encuesta del semanario
Zeta pone a Josefina en tercer lugar; es revelador que la misma encuesta marque
como líder de las preferencias a AMLO. Esa pérdida de respaldo ciudadano sucede
en entidades donde el PAN es gobierno. A lo largo de su historia, a fuerza
electoral del panismo creció de las regiones hacia el centro; ahora que el PAN
detenta el poder central, las regiones son signo de su progresiva debilidad.
Esas dos razones: el control del
PAN por parte de un grupo, los calderonistas, que sólo le representan costos, y
la pérdida de respaldo regional, hacen imposible el crecimiento de Josefina.
Podrán lucirse con spots agresivos contra Peña y contra AMLO, pero no lograrán
convertir esas agresiones en intención de voto a su favor. Digamos que las
razones de su debilidad son estructurales; van más allá de los vaivenes de las
campañas en curso.
Podemos decir que, si la campaña
de Josefina es una manzana, esa manzana ya se pudrió. Sentenciada por don
Teofilito, Josefina no crece, ni crecerá. Las razones abundan, aquí sólo se han
expuesto dos. El PAN, entonces, está condenado a perder el gobierno federal. Es
cosa de tiempo, entonces, para que a las puertas del gobierno de Sonora, a la
puerta de Guillermo Padrés, empiecen a tocar los panistas que irremediablemente
serán desplazados del gobierno federal, ante la llegada de la nueva administración,
que llegará con la bomba de flit en la mano.
Llegarán a la puerta de Padrés a
cobrar los favores que en 2009 no tuvieron necesidad de cobrar, abrigados como
están, hasta ahora, en la estructura del Gobierno Federal, especialmente en las
delegaciones. El gobierno de Sonora, Guillermo Padrés específicamente, tendrá
esa presión adicional. Esto en un escenario de probable de fortalecimiento del
PRI, que hasta hoy ha sido la oposición de peso del gobierno padrecista;
oposición para la que el gobierno ha elegido el camino de la rispidez y el
enfrentamiento.
En la próxima entrega de estas
notas exploraremos la tentación que se presenta ante Guillermo Padrés y, en
general ante los panistas sonorenses (los panistas sonorenses enchufados al
gobierno sonorense, para ser preciso), la tentación del voto útil: La manzana
prohibida de Andrés Manuel López Obrador, que, según la última encuesta de Reforma,
se ubica ya a sólo cuatro puntos de Peña; lo tiene literalmente a tiro de
piedra.
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