martes, 17 de septiembre de 2013

Insurgencia pacífica

Isabel Dorado Auz

Será posible lograr un verdadero cambio en nuestro país sin recurrir al uso de las armas para desplazar al gran número de parásitos que dicen representarnos? En Chile, por ejemplo, fue a través de un Plebiscito como se logró derrumbar al dictador Augusto Pinochet, y han sido procesos electorales los que han permitido el arribo de gobiernos progresistas en un buen número de países de América del Sur.

Ya es tiempo de encontrar, en México, la fórmula que nos permita transitar pacíficamente de este régimen sin pies ni cabeza que sostiene a puros ineptos en el Poder Político y que bastante caro nos está saliendo al pueblo mexicano. Este 16 de Septiembre, un grupo de jóvenes portaba una manta, acá en la ciudad de Hermosillo, que decía: “No necesito ser soldado para defender a mi país”, basta, diría yo, con que mostráramos nuestro amor a la patria luchando día a día, agrupándonos en una sola dirección, para lograr la gran transformación que requiere nuestro país.

Son pocos y cada vez están más aislados los que usurpan el Poder. Las televisoras, por más esfuerzos que hacen por ocultar la realidad no están logrando sus objetivos y el pueblo mexicano ha encontrado diversas vías para comunicar lo realmente importante a través del internet. Aun y cuando la inmensa mayoría de los mexicanos todavía no tiene acceso frecuente a estos avances tecnológicos, la clase media, que a la postre es la que impulsa los cambios de fondo, está comunicando de manera cada vez más eficaz la inconformidad social que se vive en nuestro país.

Ya es común, por ejemplo, mentarles la madre a los políticos a través de las redes sociales y sobran epítetos para señalar a tal o cual “representante popular”. Sin embargo, no termina por llegar la idea aglutinadora. A nivel nacional, los líderes políticos y organizaciones sociales de izquierda realizan esfuerzos aislados para contrarrestar la ofensiva del gobierno. La izquierda institucional, ha preferido negociar prebendas con el poder en turno e incluso el PRD, de los chuchos, pidió a gritos la represión de los maestros de la CNTE para que fueran desalojados del Zócalo capitalino. Se ven, sin embargo, señales alentadoras. El desalojo del Zócalo, por ejemplo, lejos de verse como una victoria de Enrique Peña Nieto, mostró el rostro represor de un personaje que no termina por legitimarse en el puesto que se supone está desempeñando, y la CNTE logró, pacíficamente, darle la vuelta al señalamiento de violentos que se hace desde el poder mediático para mostrarlos como delincuentes ante la opinión pública.

Creo que es posible, porque se tiene la fuerza de la razón, encorralar a los políticos en su propia madriguera, tal y como sucedió este pasado 15 de septiembre. Atendiendo a los diversos medios de comunicación pudimos observar que no solo en el Zócalo se tendió un cerco preventivo sino que el “protocolo especial” que se implementó a nivel nacional traía como consigna tender cercos en todas las plazas públicas del país, donde se desarrollaría la ceremonia del Grito de Independencia. Ante el desprecio popular, la única salida que tienen los “gobernantes” para garantizar su propia integridad personal es encerrarse en sus madrigueras y solo aceptar invitados que previamente han sido tratados como vulgares delincuentes.

Están perdiendo terreno y cada vez están más arrinconados, hay que tener la brillantez para lograr aislarlos totalmente sin disparar un solo tiro. Se lo merece nuestro país después de tanto sufrimiento, podemos sin guerra de Independencia y sin Revolución Mexicana recuperar por tercera vez nuestro territorio nacional. Viva México.

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