martes, 5 de febrero de 2013

EXPLOSIONES CON METANO, LA PRUEBA DEL COPETE.

Parece que el señor Emilio Losoya, designado Director General de PEMEX, no conoce mucho de petróleo; tampoco sabe mucho de gases combustibles, por lo que se ve. Él sabe de negocios de contratismo gubernamental, pues es conocido que recientemente fue ejecutivo de una firma española dedicada a los negocios con el “sector gobierno”. Ha sido puesto en PEMEX para desvalijar lo que se pueda de esa empresa, en favor de compañías extranjeras, preferentemente españolas, como luego se verá, paciencia.
Pero no sabe si el metano sirve para inflar globos, o llantas, o qué. El caso es que han dado en atribuir al metano la explosión que destruyó las instalaciones de PEMEX que resguardaban información de las auditorías practicadas por el Órgano de Control Interno de la paraestatal, además de información sobre el patrimonio de PEMEX refinación, tal como han informado diversos medios nacionales.
Con el fin de ilustrar a los señores Losoya, al señor Peña Nieto, y en general a todo el gabinete sobre los efectos de las explosiones de metano, este tecleador ha diseñado una prueba científica que ha dado en llamar “La Prueba del Copete”. Advierto a los lectores, acaso imaginarios, que se precien de tener una sensibilidad irritable, o prefieran resguardar su buen gusto, que este es el momento de abandonar la lectura de estas notas; pues la “Prueba del Copete”, para el estudio de explosiones con metano, si bien ha sido diseñada con criterios científicos, atenta contra la sensibilidad y el buen gusto. Todo sea en aras de la ciencia; pero sobre aviso no hay engaño.
Dado que, como se verá después de realizada la susodicha prueba, es claro que en el gobierno federal no conocen las explosiones con metano, se recomienda que esta prueba se realice en reunión del gabinete legal y ampliado del gobierno federal. De hecho, para la realización de la prueba se requieren dos participantes por lo menos. Así que este tecleador propone que las dos personas que realicen el ensayo sean precisamente los señores Losoya y Peña Nieto, siguiendo el procedimiento que a continuación se describe:
1.       El señor Losoya deberá desayunarse una papilla de garbanzo con crema de brócoli, además de una quesadilla con harto queso.
2.       El señor Losoya deberá comer, a media mañana, una sopa de lentejas; acompañado de un café con leche (de preferencia con leche entera).
3.       A medio día el señor Losoya deberá comer un plato de frijoles charros, con mucho tocino frito. Como postre deberá comer unos pepihuates (pepino picado con mucho cacahuate japonés, y harto chamoy).
4.       Deberá reunirse el gabinete legal y ampliado, en torno a una mesa de dimensiones apropiadas.
5.       Deberá invitarse al señor Losoya a que suba a la mesa y a que se quite los pantalones y los calzones (en el supuesto de que los traiga puestos).
6.       El señor Losoya deberá adoptar la posición corporal conocida técnicamente como “genupectoral o mahometana”, popularmente conocida como “pinicuchi”.
7.        El señor Peña Nieto deberá acercar su cara a la parte trasera del señor Losoya; deberá encender un fósforo, o cerillo, o encendedor y deberá colocar esa fuente de ignición en las proximidades del orificio anal del señor Losoya.
8.       Deberá solicitarse al señor Losoya que libere aquella presión intestinal que ha estado reteniendo desde el desayuno, previamente deberá advertirse al señor Peña que cierre los ojos.
9.       Una vez realizados los pasos anteriores, el gabinete en pleno deberá evaluar los efectos. Se advierte que el copete del señor Peña resultará severamente dañado.
Realice el gobierno federal la prueba anterior y conocerá lo que es una explosión de metano; pues los gases que se acumularon durante esa mañana en el intestino del señor Losoya se componen principalmente de metano.
Sabrán así, de manera por demás gráfica que, si en el edificio de PEMEX hubiera habido una explosión de metano, las señales de fuego serían similares a los efectos sufridos por el copete del señor Peña en la “Prueba del Copete”. La explosión de metano se descartaría como causa de la explosión, pues se sabe que no hubo incendio, ni señales de fuego, ni papeles quemados. El gabinete de seguridad se reuniría de urgencia, para investigar las verdaderas causas de la explosión que mató a casi cuarenta personas, o para inventar una mejor mentira. Todo gracias a la prueba del copete. No se necesitará ningún experto nacional o extranjero, sólo un par de lelos; como hasta ahora han demostrado ser los señores Peña y Losoya.
Martín Vélez

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