Rodrigo Vera
La cauda de señalamientos y casos documentados de corrupción,
nepotismo y represión en cuanto al pasado del equipo de Enrique Peña
Nieto es tan larga como sus ambiciones político-económicas. Desde el
Estado de México arrastra una carga: personajes cercanos a él mismo, en
lo personal, y al grupo político, económico y familiar al que
pertenece, muchos de ellos proclives a utilizar los puestos públicos
para el usufructo y el beneficio particulares. Ahora está en manos de
ellos nada menos que el apetecible poder federal.
TOLUCA, Méx. (Proceso).- Enrique
Peña Nieto empieza su gestión en la Presidencia de la República con el
grupo de políticos que lo acompañó durante su gobierno en el Estado de
México, adscritos al mismo esquema nepotista, corrupto, represor e
inclinado a los negocios privados al amparo del poder público.
De
esta manera encuadra al equipo peñista Arturo Chavarría Sánchez,
presidente del Colegio de Arquitectos y Urbanistas del Estado de México,
quien desde hace varios años ha denunciado los abusos de la clase
política mexiquense.
Tres de los citados políticos –Luis
Videgaray, Gerardo Ruiz Esparza y Luis Enrique Miranda Nava– fueron
colocados en puestos clave del gabinete: Hacienda, Comunicaciones y
Transportes y la Subsecretaría de Gobierno de la Segob.
“Estos
tres personajes conformaron un equipo que trabajó para el Grupo
Atlacomulco cuando Peña Nieto fue gobernador. Ahora quizá vuelvan a
cumplir las mismas funciones… pero ya desde el gobierno federal, lo cual
es muy preocupante”, comenta Chavarría.
Detalla:
“Durante
el gobierno de Peña Nieto en la entidad, Videgaray manejaba el dinero,
Gerardo Ruiz hacía las grandes obras materiales y determinaba a qué
empresarios amigos se las concesionaba, mientras que Miranda Nava se
encargaba de darles el aval político. Había, pues, una estrecha relación
entre ellos. Era la tercia que tenía el control económico, empresarial y
político del estado”.
–¿Considera probable que vuelvan a hacer lo mismo?
–Sí,
al parecer así será. Por esos nombramientos hechos en las mismas áreas,
todo indica que Peña Nieto aplicará a nivel nacional el mismo tipo de
gobierno que llevó en el Estado de México, cuyo principal objetivo fue
utilizar los cargos públicos para hacer negocios multimillonarios y
favorecer a los grandes grupos empresariales.
“Su gobierno se
caracterizó por la corrupción, el compadrazgo, el nepotismo, la opacidad
en los contratos de obra, el saqueo indiscriminado de los recursos
naturales y la brutal represión a los opositores. El Estado de México
fue el laboratorio donde se experimentó un estilo de gobernar que puede
aplicarse a nivel nacional.
“¡Vaya! El mismo Peña Nieto es el
personaje más representativo de la corrupción y el nepotismo. Se le
preparó para eso. Cuando su tío Arturo Montiel gobernaba en el estado,
lo nombró secretario de Administración para después heredarle el cargo. Y
ya siendo gobernador, Peña Nieto repitió el mismo esquema de su tío:
repartir los puestos públicos entre su parentela, violando la Ley de
Responsabilidades de los Servidores Públicos del Estado de México”.
Peña
Nieto le dio a su primo Alfredo del Mazo Maza la Secretaría de Turismo;
a su tía Marcela Velasco González la nombró titular de Desarrollo
Urbano; a su prima Carolina Monroy del Mazo la hizo encargada de Radio y
Televisión Mexiquense y después la nombró secretaria de Desarrollo
Económico; a su primo Gustavo Cárdenas Monroy lo designó secretario del
Medio Ambiente; a su tío Alfredo del Mazo González lo hizo presidente
del Consejo Mexiquense de Infraestructura, y a su primo Ernesto Monroy
Yurrieta lo puso al frente de la subsecretaría de Educación.
Los operadores mexiquenses
Sobre el gabinete actual de Peña Nieto, Arturo Chavarría empieza por Luis Videgaray:
“Es
el típico tecnócrata, en este caso discípulo de Pedro Aspe, que fue a
prepararse al extranjero para regresar y poner en práctica políticas
depredadoras y corruptas al servicio de los grupos empresariales”.
Licenciado
en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM),
Videgaray se doctoró en finanzas públicas por el Massachussets Institute
of Technology (MIT). Fue asesor de Aspe en la Secretaría de Hacienda
durante la administración de Carlos Salinas de Gortari; luego fue
subdirector general en una de las empresas fundadas por Aspe: Protego
Asesores Financieros en Banca de Inversión.
En el gobierno
mexiquense, Peña Nieto lo hizo secretario de Finanzas, Planeación y
Administración. Fue su enlace con la tecnocracia financiera conformada
por figuras como Francisco Gil Díaz, Guillermo Ortiz, Luis Téllez y
Agustín Carstens.
A su vez, Ruiz Esparza, el actual secretario de
Comunicaciones y Transportes, al ocupar la misma cartera en el gobierno
mexiquense se encargó de realizar las grandes obras que fueron otorgadas
en concesión a los grupos empresariales, entre los que destaca la
trasnacional española OHL.
Explica Chavarría:
“Ruiz Esparza
es sobrino del expresidente Miguel de la Madrid, lo cual le facilitó
mucho el acceso al poder. Ha mantenido una estrecha relación con el
actual presidente de OHL-México, José Andrés de Oteyza, quien fue
secretario de Patrimonio y Fomento Industrial durante el gobierno de
José López Portillo. Esta amistad entre Ruiz Esparza y De Oteyza es la
razón principal por la cual se le dio mucha obra a la trasnacional
española”.
OHL consiguió las concesiones de las obras más
importantes realizadas por Peña Nieto en el Estado de México,
principalmente el Circuito Exterior Mexiquense, el Aeropuerto de Toluca y
el Viaducto Bicentenario, el llamado “segundo piso” que corre de Cuatro
Caminos a Cuautitlán. Fueron obras muy publicitadas para que Peña Nieto
consiguiera la Presidencia de la República.
Sin embargo, para
llevarlas a cabo Ruiz Esparza incurrió en violaciones a la ley y
arbitrariedades contra comunidades campesinas y urbanas, por las que
incluso fue demandado ante tribunales.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1884, ya en circulación)
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