Alberto Nájar
BBC Mundo, Ciudad de México
Los especialistas coinciden en que México tiene uno de los procesos de 
cambio de gobierno más largos y costosos del mundo. Este año, por 
ejemplo, el presidente electo Enrique Peña Nieto tiene a su disposición 
unos US$11,5 millones para gastar en la forma que su equipo considere 
más conveniente.
Es más del doble del dinero que se asignó en 2008 al entonces presidente
 electo de Estados Unidos, Barack Obama, quien tuvo recursos públicos 
por US$5 millones para preparar su arribo a la Casa Blanca después de 
ganar los comicios.El dinero que se destina al llamado proceso de transición 
gubernamental causa polémica en México, pues aunque existen algunas 
reglas para utilizar estos recursos, la decisión final corresponde al 
equipo del presidente electo, le explica a BBC Mundo el periodista 
Daniel Lizárraga, autor del libro "La corrupción azul".
Eso provoca una amplia discrecionalidad en el 
manejo del presupuesto, insiste. Los decretos para asignar recursos para
 el relevo presidencial establecen que debe utilizarse para elaborar el 
plan de trabajo del nuevo gobierno, así como para el pago de asesores, 
equipo y papelería que se necesite.
Pero en términos reales, para cumplir estas 
tareas, son los colaboradores del nuevo mandatario quienes deciden a 
quién contratar, los servicios necesarios y el sueldo asignado a sus 
empleados.
Es algo que no sólo ocurre en la presidencia 
mexicana. Recientemente Juan Sabines, gobernador de Chiapas, uno de los 
estados más pobres de México, solicitó un presupuesto de US$384 millones
 para el cambio de gobierno en su entidad.
La petición causó revuelo en el país y al final 
fue rechazada. Sin embargo, es una muestra de las costumbres políticas 
mexicanas.
"Yo le llamo la dote del poder, pues quien gana 
tiene garantizada una bolsa de millones de pesos para gastarla 
prácticamente en lo que quiere", afirma el periodista.
Edecanes
La falta de controles específicos provoca una escasa supervisión de gastos en la transferencia gubernamental.
Un ejemplo ocurrió hace seis años, cuando el 
equipo del entonces presidente electo Felipe Calderón recibió unos US$10
 millones para el período de transición.De estos recursos se gastaron cientos de miles de dólares en 
restaurantes, estudios de imagen, renta de camionetas blindadas, 
tarjetas de negocio y edecanes (mujeres jóvenes que atienden actos 
públicos), según documentó Lizárraga en su libro.
Las cuentas entregadas por estos servicios no 
fueron satisfactorias para la Auditoría Superior de la Federación (ASF),
 el organismo del Congreso que fiscaliza el gasto de todo el gobierno 
mexicano, pues consideró que no se relacionaban con el proceso de 
entrega y recepción de la administración pública.
En su momento, la Secretaría de Hacienda, 
responsable de entregar el dinero, dijo que los gastos fueron 
justificados porque cumplieron con los requisitos fiscales que 
establecen las leyes. Al final, las cuentas quedaron sin aclarar.
Eso es parte del problema, apunta Lizárraga. En 
términos generales existen tareas designadas por el Congreso para un 
adecuado cambio de gobierno, pero la última definición es discrecional. 
"¿Un estudio de imagen es necesario para la transición? Yo digo que no, 
pero ellos deciden", afirma.
¿Transparencia?
El equipo de Enrique Peña Nieto asegura que no 
cobrará salario por sus servicios, ni tampoco rentará oficinas, 
camionetas blindadas ni guardias especiales.
"Algunos tendremos que poner de nuestros propios
 recursos", le dijo al diario Reforma el vocero del presidente electo, 
Eduardo Sánchez.
De hecho, la coordinadora de Derechos Humanos 
del equipo de Peña Nieto, Claudia Ruiz Massieu, asegura que todos los 
gastos serán debidamente informados. "Estamos comprometidos con la 
transparencia de los recursos", asegura.Ahora el equipo del mandatario electo dispone de tres meses para 
utilizar los US$11,5 millones y, a diferencia de transiciones 
anteriores, existen algunas normas para usar el dinero... Pero sólo en 
parte.
Las Reglas de Operación del Fideicomiso de 
Transición 2012 del Banco del Ejército (Banjercito), donde se 
depositaron los recursos, establece que deberán usarse unos US$307.000 
en gastos como renta de oficinas, comunicación, comida y gastos de 
oficinas, entre otros.
Pero de los restantes US$11,2 millones no se conocen las condiciones para usarlos.
El gubernamental Instituto Federal de Acceso a 
la Información y Protección de Datos (IFAI) ordenó que todos los gastos y
 reglas del proceso de transición fueran publicados en internet.
BBC Mundo intentó consultar el contrato del 
Fideicomiso de Transición 2012, que establece el destino completo del 
dinero para el actual relevo de gobierno, pero el servidor de internet 
de Banjercito respondió que la información no fue encontrada.
Tampoco fue posible conocer las facultades del 
comité técnico que administra ese Fideicomiso y que debe autorizar los 
gastos efectuados por el equipo de Peña Nieto.
Conocer el balance final del cambio de gobierno 
tardará algún tiempo. Según las leyes mexicanas, los gastos del actual 
relevo presidencial forman parte del presupuesto fiscal de 2012 que el 
Congreso podría revisar en 2013, si la mayoría de los diputados lo 
decide.
Y si existen irregularidades, legalmente el 
plazo para empezar su investigación iniciará en febrero de 2014. Si la 
Auditoría Superior de la Federación encuentra motivo para aplicar 
sanciones, el primer paso sería en 2015, y los castigos finales, si se 
concretan, podrían aplicarse a partir de 2016.

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