Al Presidente de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, Condusef, Luis Pazos, le molestó la afirmación incluida en mi última columna (“Pelos de gato”, Reforma, 29 de julio del 2009) de que es “inútil recurrir” a la institución que preside. Me invita a conocer los servicios que prestan para corregir mi superficialidad.
Le agradezco la invitación pero ya he padecido a la Condusef. Contraté una hipoteca con Bancomer, banco que me impuso un seguro de daños carísimo. Me inconformé en julio del 2007 y todavía ahora no se resuelve el asunto. Durante todo este tiempo, estimado Doctor Pazos, la Condusef ha sido una “inútil”. El próximo lunes le haré llegar a su oficina una bitácora detallando mis infortunios.
Después de escribir la columna recibí una buena cantidad de correos. Ninguno defiende a la Condusef. Todos coinciden con mi categorización o con la tesis general de la columna: la banca privada abusa a su antojo de consumidores indefensos en buena medida por la inutilidad de la Condusef y porque el gobierno panista favorece a los poderes fácticos. En buena hora el Banco de México decidió tomar esa medida simbólica de eliminar 9 de las 200 y tantas comisiones con las cuales nos cobraron, en el 2008, ¡81,631 millones de pesos!
Sergio Aguayo Quezada
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