El corrupto empresario de origen argentino, Carlos Ahumada, ha perjudicado a mucha gente.
A Raymundo Riva Palacio. Es que, sin duda, debe ser muy feo, para cualquier periodista, exhibir en el currículum la dirección editorial del periódico creado por Ahumada.
A Javier Solórzano, por la misma razón.
A Carlos Salinas de Gortari. Todos sabíamos que el ex presidente es un pillo. Ahumada, con su libro, simplemente lo ha reafirmado.
A Bernardo Gómez. El vicepresidente de Televisa aparece en la obra de Ahumada como parte del equipo político de Salinas.
A Jorge Mendoza. El senador y hombre de confianza de Ricardo Salinas Pliego, propietario de TV Azteca, queda lastimado por la forma en que Salinas, según Ahumada, se expresa de él.
A Andrés Manuel López Obrador. Ahumada fue pieza clave en el complot contra El Peje.
A Diego Fernández de Cevallos. Ahumada dio la prueba definitiva acerca de la inmoralidad de este panista.
A Enrique Peña Nieto. El gobernador del Estado de México tendrá que explicar de dónde sacó el dinero que le dio a Ahumada, según ha dicho este empresario, para pagar los videos de Bejarano, Ponce y todos los otros que Salinas había comprado.
A Santiago Creel. Ahumada lo hace ver en su libro como un tipo realmente tramposo.
A Rosario Robles. Ahumada, por decir lo menos, no se ha comportado caballerosamente con esta mujer.
A Jesús Ortega. La forma en que Ahumada lo mete en la historia es, ciertamente, muy ruin.
A René Bejarano. Ahumada lo invitó a corromperse, lo traicionó, lo filmó y lo envió a la cárcel.
A Juan Molinar Horcasitas. Ahumada lo hace ver como un verdadero jefe de la mafia.
A Felipe Calderón. Ahumada ha confesado que Calderón, a través de Molinar, llegó a negociar la adquisición de más videos contra AMLO.
Son muchos otros los perjudicados por el mal comportamiento de Ahumada. Él mismo, su familia, sus empleados, decenas de otros políticos. Muchos, suman cientos.
Pero es uno, en especial, el que ha sufrido el mayor daño por culpa de Carlos Ahumada.
Hablo de un periodista que fue muy bueno en su oficio y que, por lealtad a Ahumada, perdió todo su prestigio.
Su nombre es Ciro Gómez Leyva.
La credibilidad de Ciro llegó a ser la mayor en el país. Hoy en día, tristemente para aél, no pasa de ser uno entre los tantos comentaristas aplaudidores del mediocre gobierno de Calderón.
Nadie como Ciro ha defendido a Ahumada. Para Gómez Leyva, Ahumada es casi Dios. Durante años Ciro ha aplaudido a Ahumada. Y hasta ha llegado al extremo de llamarlo preso político. Esto es ridículo.
¿Puede ser considerado "preso político" alguien que ha cometido todas las fechorías confesadas por Ahumada en su libro?
En fin.
Supongo que Ciro ha actuado de esa forma simplemente por amistad con Ahumada. No tengo elementos para imaginar ningún otro motivo.
La amistad, desde luego, es muy importante. Pero me pregunto si vale la pena perder tanto como Ciro Gómez Leyva ha perdido simplemente por conservar los lazos amistosos con un delincuente de la calaña de Carlos Ahumada.
Conste, hablo de las pérdidas no económicas de Gómez Leyva. De credibilidad, prestigio, libertad autoridad moral y esas cosas que no se compran ni se venden en los mercados.
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