viernes, 8 de mayo de 2009

El Presidente que murió de Influenza.


Renée Angélica García

Hermosillo, Sonora 07/05/2009 Amo a mi país, con ese amor que le tenemos a las cosas que no entendemos. Mi país es deliciosamente absurdo, nos reímos de las tristezas, de la muerte, de la autoridad, del Diablo, de la pobreza. El mexicano no se enamora de la mujer que lo hace feliz, sino de la que lo hace sufrir. Vivimos con las ironías, si no me creen, pregúntenle a Ricardo Arjona como ha escrito sus canciones llenas de éstas, asomándose a las calles mexicanas. Sarcástico como mi adorado país, no hay ser más odiado que aquel por el que votamos. Y lo recuerdo tan claro el pleito amarillo contra el azul, en el que nos dijeron que ganó Felipe Calderón. Casi la mitad votó por un hombre ignorante, soberbio y perdido de la realidad. Un poco más que otra mitad votó por el “menos mal”. (Dicen). Mi Malquerido Presidente es un pobre hombre a quien no puedo calificar de afortunado, dado a su terrible suerte. Ganó, y quizá ya no duerma pensando en sus agobios y su infortunio. Desde el primer día, tuvo que orquestar su propia toma de protesta como el secreto mejor guardado, armando teatros en varios frentes para engañar al famoso AMLO. Ese primer día en el que los golpes y las faltas de respeto a la Constitución y el Nacionalismo se hicieron presentes en nuestro honorable Palacio de San Lázaro, marcaron lo que va del sexenio como maldición. El Primer Año se caracterizó por lidiar al ardido de López Obrador, quien sacó el cobre siendo el peor perdedor de la Historia de México. Súmale las horribles marchas protagonizadas por la gente que no sabe nada de política, ni de respeto a la democracia. Conste que no estoy de acuerdo con el Panismo, pero el principio fundamental de la democracia, (la letra “D” en PRD), era pisoteado todos los días. Hasta que la gente se fue cansando, aburrida de los mismos gritos, del apoyo a un “gobierno paralelo” que no pudo hacer nada, ni siquiera por gobernar su propio partido. Descansando de su primer dolor de cabeza, el exsecretario de Energía comenzó a pelear con el país que lo eligió, para aprobar una Reforma Energética. Y peleó con uñas y dientes, en radio, televisión, Internet, prensa… para convencer a la nación (que se supone que previamente pensó que sus ideas eran buenas) de que su propuesta era buena. Y así, continúan los absurdos que dejan más calvo al pobre Presidente. Zedillo pensaba en números, olvidándose de los medios. Fox pensaba en medios, olvidándose del mundo. ¿En que piensa el Señor Presidente? Felipe Calderón Hinojosa mata a la gente de aburrimiento. Hablaba de vencer a la crisis mexicana, y le cayó encima la crisis mundial. Trató de prevenir especulaciones de dineros, y se vino una epidemia de influenza en la que cada persona tiene su teoría, cada persona su verdad, cada persona especula a su manera y es, Felipe Calderón, el hombre a quien culpar. Los cerdos son muy limpios, y son criados en chiqueros. La carne de cerdo es más saludable que la del pollo, y la gente le tiene miedo. Y la famosa influenza porcina no viene de los cerdos, es más, en la Ciudad de México, cuna de la pandemia, no hay cerdos. En el momento en que el miedo pudo haber sido aprovechado como el efecto “chupacabras”, Felipe pudo haberse convertido en héroe. Tiene todo el poder sobre la nación para hacerlos creer lo que a él le convenga que crean. Y es tan grande el error de no pararse de frente a un país, el no invadirlo de argumentos que sostengan una versión oficial, que el mismo Gobierno salió perdiendo. Son miles de millones de pesos que se estancaron, miles de millones de impuestos que no se pagarán, miles de millones de pesos perdidos en los empleos que flotaron en el aire como el famoso virus. La Secretaría de Salud sale a decir que ya se puede regresar a la normalidad, y el Presidente clama no bajar la guardia. Las autoridades dicen que aquí no pasa nada porque ya no hay nuevos infectados, pero ese mismo día en que lo declaran, 12 mexicanos que ya la tenían, perdieron la vida. Lo peor de los absurdos es que “Obama y Calderón conspiraron para saquear millones de dólares del fondo de emergencias”, cuando se perdieron casi dos mil millones de dólares por la economía detenida, y el famoso fondo no llegaba ni a los mil. Absurdo es pensar que el Gobierno, en tiempo de crisis, decida regalar dinero a la industria farmacéutica privada mundial. Pero en fin, así somos los mexicanos. Creemos lo que queremos creer que es cierto, con argumentos en la mano para saber lo contrario. Mi Pobre Presidente no supo ser el héroe que necesitaba ser. El PAN quiere azules a los diputados y senadores, porque quiere convertirse en lo que el PRI algún día fue. El PAN quiere tener la mayoría que siempre le discutió al PRI, para que alguien, por favor, alguien, pueda seguirle el rollo a Calderón. Y Felipe, pensativo y agobiado no vio la oportunidad que había para lograrlo. El heroísmo pudo haber sido el negocio electoral del siglo, en el año que olvidamos la guerra contra el narco, López Obrador ya no pinta y muchos de los antiguos príistas fueron derrotados. La última esperanza en la Presidencia murió de influenza, para que no cundiera el pánico.

Saludos a Jesús y Gustavo, irónicamente, comparten cumpleaños.

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