Como todo el mundo sabe, el concurso Nuestra Belleza lo organiza Televisa en cada entidad de la República Mexicana y a nivel nacional. La directora de este lucrativo negocio, que eso es lo que es, Lupita Jones, rápidamente se deslindó de Laura Zúñiga, Nuestra Belleza Sinaloa 2008, quien fue arrestada en un retén en Zapopán, Jalisco, junto a un grupo de presuntos narcotraficantes que portaban armas y mucho dinero en efectivo.
Nada se le ha comprobado, todavía, a Miss Sinaloa, ni se ha iniciado un juicio de ningún tipo ni hay razones para afirmar (tampoco para negarlo) que Laura Zúñiga sea una delincuente, pero como las clásicas ratas de los barcos que se hunden, la colaboradora de Televisa, Lupita Jones, marcó su distancia de la bella mujer actualmente en problemas.
Es un hecho que Televisa, más que ninguna otra empresa o institución, ha contribuido decididamente a que no desaparezca en México una cierta y nefasta cultura que insiste en ver a la mujer como objeto sexual.
Es muy probable que Laura Zúñiga se haya vinculado a los narcotraficantes no por sus habilidades para el crimen o por sus capacidades para las operaciones logísticas o financieras, sino simplemente como acompañante, es decir, como adorno. Por bonita, pues, sobre todo por haber obtenido un título en el certamen de belleza organizado por Televisa.
No es la primera ni será la última mujer que se pervierta y se pierda por haber creído en los “valores” difundidos por la empresa de Emilio Azcárraga.
Así que resulta no sólo hipócrita, sino también un paradigma de deslealtad (absolutamente en línea con la moral de Televisa), el apresurado deslinde de esa fabricante de “edecanes” llamada Lupita Jones.
Federico Arreola
No hay comentarios:
Publicar un comentario