martes, 30 de septiembre de 2008

AEXA: PRETEXTO PARA UNA REFLEXIÓN DE LA VISIÓN DEL FUTURO - Antonio Sánchez Ibarra

Tiempos críticos...

Si.

Tiempos críticos...

Mundo y país convulsionado, desde el ángulo que se le quiera ver.

Pareciera que el futuro para nuestros hijos esta cancelado. Que el absurdo y la
irracionalidad predominarán en los tiempos futuros.

Que tendremos que vivir rodeados de alarmas, chips, chalecos antibalas,
mascarillas para respirar, trajes para protegernos de la radiación
ultravioleta, combatir por el agua pura, abrir... un espacio para los sueños...
pero, ¿Dónde?

Abrumador. Simplemente abrumador.

¿Y podemos detener eso... enfrentarlo?

Por supuesto. Lo podemos hacer y con mucha violencia.

No la violencia de las armas o de la agresión: Con la violencia de la
inteligencia reclamando los espacios que como especie única en el planeta hemos
evolucionado, como materia, para poder cuestionarnos a nosotros mismos.

Para poder crear los más hermosos sueños y, también, las más horrendas
pesadillas.

Pero los sueños se construyen como alternativas. Alternativas que, si revisamos
la historia de la humanidad, no necesariamente parecen acorde a lo que estamos
viviendo y... padeciendo.

Sueños que implican visionarios, pioneros, jóvenes maduros y maduros jovenes en
pensamiento.

Haciendo analogías, siempre he pensado que las alternativas son como un buffet
de alimentos.

Imaginemos a alguien que durante veinte años ha disfrutado únicamente de los
alimentos servidos en su hogar. Pueden ser exquisitos, pero no ha tenido
oportunidad de probar otro alimento diferente.

Un día, tal personaje es llevado a un buffet, con hileras de vianbdas y
bebidas.

Como lo hemos hecho todos en nuestra primera vez en tal situación, optamos por
tomar una pequeña porción de lo exhibido en la primera incursión. Probamos y en
la segunda incursión, después de haber degustado cada muestra de alimento,
iremos certeros a servirnos más de aquello que nos complació al paladar.

Lo maravilloso de esta situación fue la oportunidad de tener alternativas... de
poder elegir.

La patria, palabra poco utilizada y comprendida en la actualidad, síntesis de
la vocación de un pueblo, requiere de alternativas no necesarias, sino
urgentes.

Curiosamente, tales alternativas, tales personas que las proponen y, en pocas
ocasiones, organismos, existen y no son pocas.

Sin embargo, ante la avalancha de noticias sensacionalistas, "vendibles", las
otras son frecuentemente opacadas o quedan rezagadas en pequeños y escondidos
espacios de los medios de comunicación.

Extremo, en algunad ocasiones es que, al no ser ponderadas, en el mejor de los
casos son ignoradas... en el peor, son satirizadas sin fundamento.

Tomo de ejemplo, un proceso lento y penoso que se ha dado en los últimos años
ante el esfuerzo de jóvenes visionarios representados por Fernando de la Peña,
quienes han tomado la opción de hacer camino al andar, espacios tocando puertas
y recreando y generando sueños hacia el futuro.

Ellos han retomado sueños de compatriotas que han pensado que nuestro país
puede ser parte de la gran aventura de ser parte del club de naciones que
tienen un desarrollo en aspectos espaciales.

Han rescatado los esfuerzos individuales, en la mayoría de los casos, de
quienes han hecho cohetes (y hacen en la actualidad), de quienes impulsaron un
organismo que promovió la incursión de nuestro país en aspectos espaciales y
que por un plumazo oficial desapereció del escenario nacional.

Ponderan la actividad de muchos mexicanos que, indirectamente, tienen
participación en la investigación del espacio exterior. Reunen afinidades sobre
las posibilidades de levantarse de las gradas y subir al escenario de esta
aventura que no es ficción, ni derroche, ni utopía, sino la posiblidad de poner
a nuestra nación en la posibilidad de contar con desarrollo tecnológico de
primer nivel, implícito de la tecnología espacial.

Y su navegar de años los ha llevado a lograr, sorprendentemente, fuera de las
grandes instituciones que lo deberían estar impulsando, a presentar y que fuese
aprobada su iniciativa en la Cámara de Diputados el año 2006.

Continuó el andar en el proceso de llevar la misma al Senado de la República,
donde una revísión previa se realizó en días pàsados y el dictamen debe ser
votado el próximo 2 de octubre. Paradojicamente, fecha de agravio a un intento
de la sociedad mexicana para un futuro diferente del que vivimos.

En torno a este esfuerzo, llueven las opiniones y los puntos de vista. Desde el
ciudadano común hasta... ante todo, los medios de comunicación, que finalmente
matizan en gran parte la opinión ciudadana.

Así, se opina sobre la creación de la Agencia Mexicana del Espacio, AEXA, como:

* Un absurdo. ¿Tantas necesidades del país y queremos ir a la Luna?

* Un sueño: ¿Podrían los mexicanos desarrollar tal alternativa?

* Un derroche: ¿Cómo gastar X número de millones en esto?

* Una autodegradación: ¿Qué vamos a hacer los mexicanos en el espacio?

* Un sometimiento: ¿Qué podemos compararnos con los Estados Unidos, Rusia o
China si ellos lo están haciendo todo?

Manejar tal situación ante enfoques tan vanales, nos lleva no sólo en este
caso, sino en muchísimos a cancelas sueños y futuro de esta nación.

Podemos ser realistas, mas no debemos mofarnos de nosotros mismos.

¿Podemos decir a nuestros hijos que serán incapaces de lograr cualquier cosa?

¿Podemos indicarles que estan limitados y que nunca deben soñar en hacer
grandes cosas?

Porque no es lo que hagamos nosotros y ahora, sino el mensaje que estamos
enviando a nuestros hijos y nietos.

¿Vale el pago de un artículo decepcionar a nuestro hijo?

¿Vale el quedar bien con el oficialismo el decepcionar aun nieto?

En este convulsionado país, las velas que pueden alumbrar un futuro
fundamentado en una educación verdadera para el desarrollo del ser humano con
impactos importantes para su vida, son muy pocas. ¿Les soplamos?

¿Cuánto cuesta el honor?

El 2 de octubre habrá una votación. Una votación que no será sólo la de los
Senadores, sino la de todos los mexicanos en una actitud hacia el futuro.

La decisión, cualquiera que se tome, será definitivamente histórica. Si se
aprueba, una nueva vela se enciende. Si no se aprueba, mantendremos cancelada
un opción para el futuro de las próximas generaciones.

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