Carta abierta al Procurador de Defensa del Consumidor en Sonora:
C. Rolando Gutiérrez Coronado
Presente:
Estimado Sr., leí en el periódico Expreso la información acerca de que
la dependencia a su cargo realizó un operativo para evaluar las bombas
de gasolina de diversas estaciones que prestan el servicio de
distribución de ese vital líquido para nuestros automóviles.
De
entrada permítame felicitarlo por esta acción, ya que no tengo
conocimiento de que los antecesores de su cargo hayan realizado acción
similar y aparentemente solo se dedicaron a cobrar su sueldo (y quizá
otras cosas) sin realizar su trabajo. Lo anterior a pesar de que es del
conocimiento popular que los mexicanos somos objeto de robo cada vez que
acudimos a alguna gasolinera a llenar los tanques de nuestros
vehículos. Sin embargo, el entusiasmo por tal medida disminuye al
enterarme de que, a pesar de de haberse detectado anomalías in
flagrancia, como es el hecho de que se identificaron bombas adulteradas
que vendían cantidades menores a las de un litro, no se haya procedido
con acción penal alguna y solo se haya limitado usted a decir “Les
pedimos a los dueños y a los gerentes de las gasolineras que por favor
arreglen sus bombas, arreglen sus dispositivos, que chequen que
efectivamente están en condiciones de operar (...) comprueben que
efectivamente los dispositivos que están utilizando están debidamente
autorizados y que pueden operar” (Expreso, 17/jul/2,013).
Me
pregunto, ¿por qué tanta consideración con aquellas personas que se han
estado enriqueciendo robando descaradamente el dinero de nuestros
bolsillos? ¿De qué privilegios gozan estos ladrones atrapados en la
comisión de un delito por la autoridad pertinente (o sea usted), para no
recibir un castigo y solo recibir una atenta petición “por favor
arreglen sus bombas” y seguir disfrutando de su libertad? ¿Dónde y en
manos de quien quedó todo el dinero que nos han robado y entre quienes
se repartió?
Me permito recordarle que el cargo que usted ocupa es
de gran importancia para la construcción de una sociedad donde
prevalezca la justicia. Tiene usted las facultades para pedir la
intervención de autoridades correspondientes para castigar a un delito.
En manos de usted se deposita gran parte de nuestro bienestar como
individuos y como sociedad, ya que todos somos consumidores. Los
mexicanos no estamos de acuerdo con los aumentos periódicos al precio de
la gasolina, porque afectan considerablemente nuestra economía
familiar. Si le sumamos al aumento periódico al precio de la gasolina,
el que todavía nos roben vendiéndonos litros de gasolina que no son
litros, nuestra inconformidad aumenta todavía más. Existe en nuestra
sociedad una gran desilusión por la enorme corrupción existente en las
instituciones pilares de la misma. La dependencia que usted encabeza
puede marcar la diferencia para despertar de nuevo la confianza de la
población en sus instituciones, en la medida de que exista congruencia
entre el discurso y la acción. En el caso que menciono de las
gasolineras, los sonorenses en general, y los hermosillenses en
particular, esperamos una actitud más firme y decidida en la defensa de
nuestros derechos como consumidor, que vaya mucho más allá de pedirle al
ladrón que por favor ya no lo haga. De otra manera la percepción
popular será de que usted es cómplice de la corrupción y culpable por
tanto, de la degradación de la calidad de nuestras vidas. Por lo
anterior, le solicito tome medidas apegadas a derecho para restaurar el
daño que nos han hecho (y que sin duda siguen haciendo) y que reciban un
castigo justo los culpables de engañarnos vendiéndonos gasolina en
litros que no son realmente litros.
Oscar Yescas Domínguez
oyescas@psicom.uson.mx
p.d. Solicito a quien lea esta carta, sea tan amable de reproducirla y darle la más amplia difusión. Gracias de antemano
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