jueves, 12 de noviembre de 2009

Cenando con Mauricio Fernández sobre el estado de derecho

Federico Arreola

12 de Noviembre, 2009 - 08:10 | 215 comentarios

Fue un miércoles agradable en Monterrey. Por el clima, muy bueno, que aquí no es normal. Sigo pensando que las montañas que rodean a esta ciudad son las más bellas del mundo. Viéndolas, durante la mañana estuve al pendiente, por internet, de las marchas del SME. Comprobé una vez más que los conservadores mexicanos son fascistas. Cuántos llamados hicieron a la represión de los trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Van a terminar provocando un estallido social.

En la tarde, antes de ir a cenar a la casa de Mauricio Fernández, alcalde de San Pedro Garza García, me junté con un grupo de tuiteros de Monterrey que me habían invitado a charlar en una cafetería. Fue una agradable reunión en la que conocí a varios jóvenes inteligentes que con frecuencia expresan sus puntos de vista en tuiter. Espero que la experiencia se repita.

Después acudí al domicilio del polémico alcalde de San Pedro. De una vez explico que no se trataba de una entrevista periodística. Era una reunión de amigos. Desde hace más de 20 años nos juntamos con frecuencia. Si hablo de esta cena se debe a que conté en tuiter que iba a  ocurrir.  Lo hice porque me interesaba conocer opiniones sobre Mauricio. Le mostré algunas, las más radicales a su favor y en su contra, y no se sorprendió. Realmente este panista se ha convertido, de la noche a la mañana, en una figura nacional. Todo por haber “anticipado” la muerte de un presunto secuestrador que tenía aterrorizado al municipio más rico de México.

Mauricio Fernández es un panista muy singular. Tal vez por eso nos llevamos tan bien. Dijo en la televisión que su candidata para las elecciones presidenciales de 2012 es Beatriz Paredes, del PRI. Le pregunté por qué la apoyaba, y respondió: “Es una mujer muy inteligente y muy valiente”. Le dije que, desde luego, yo estoy con Andrés Manuel López Obrador. Pero le aclaré que Beatriz no me parece la persona más inteligente y valiente en el priismo. A pesar de todos sus defectos, afirmé, tiene más inteligencia y más valentía Manlio Fabio Beltrones. No estuvo de acuerdo y discutimos. Después de hablar un rato acerca de los méritos y los defectos de Paredes y Beltrones, caímos en la cuenta de que no habíamos mencionado al favorito en el PRI, Enrique Peña Nieto, que a mí me parece una caricatura de Barbie y que a Mauricio tiene muy sin cuidado. Antes de cambiar de tema, insistí en que, por supuesto, da igual quién sea el candidato priista en 2012: AMLO lo va a vencer porque el país necesita un cambio que el viejo partido autoritario nomás no puede ofrecer. No estuvo de acuerdo y volvimos a discutir. Al final, él siguió apoyando a Paredes y yo a López Obrador.

Aunque Mauricio ya trae niveles de popularidad suficientemente elevados como para buscar la candidatura presidencial panista (los votantes conservadores de todo el país han aplaudido sus “grupos de limpieza”), rechaza con firmeza esa posibilidad. Me dijo que ya le pidió trabajo al gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina. Es decir, un empleo para cuando, en tres años, deje la alcaldía: ser director del museo de historia natural ubicado en el Parque Fundidora. Esta sería la jubilación del político y empresario cuya propia casa, maravillosa por donde se le vea, será museo. Le pregunté que qué sabe él de historia natural, y dijo que mucho. Le creo porque he aprendido que Mauricio es capaz de cualquier cosa.

Todo México se sorprendió cuando Mauricio Fernández anunció, antes de que fuese descubierto el cadáver, que había sido asesinado un secuestrador. Yo no. Me he acostumbrado a que me dé noticias de todo tipo que a él le cuentan sus “fuentes”. En 1985, cuando empezaba a tratarlo, me dijo: “Me comentaron que hay un mercado popular atrás de los patios de los ferrocarriles en el que, si yo reparto mi propaganda (era candidato a diputado federal por el PAN), me van a golpear; que hay tipos muy peligrosos ahí y que ni me pare porque me pueden dañar. Voy a ir a comprobarlo, ¿me acompañas?”. Lo acompañé y, en efecto, nos agredieron a golpes, a pedradas, con palos. Escapamos corriendo. Fue muy duro. A la semana siguiente volvimos, con el entonces candidato a gobernador, Fernando Canales Clariond, bien protegidos por agentes de seguridad. No pasó nada. Mauricio sabía, por sus “fuentes”, quiénes eran los que habían ordenado la agresión en nuestra contra, así que los agentes que nos acompañaban, por las buenas, los neutralizaron rápidamente: estuvieron negociando con ellos hasta que nos fuimos de ahí.

La noche del miércoles, cenando, Mauricio y yo recordamos esa y muchas otras historias relacionadas con sus “fuentes”. Me dio detalles técnicos, pero no los más relevantes, acerca de lo que ha hecho en materia de seguridad en San Pedro. Me dijo que se lleva my bien con el gobernador Medina, al que le reconoce que tiene muy buen equipo de trabajo, sobre todo en la persona de Javier Treviño Cantú, el secretario de Gobierno que ha tenido la virtud, según Mauricio, de hacer que las reuniones entre todos los alcaldes sean verdaderamente de trabajo y no disputas partidistas.

Sobre Felipe Calderón, lo notó distante en la última visita de este a Nuevo León.  Debo subrayar que Calderón ha sido alguien cercano a la familia de Mauricio. “Ahora a la mejor está molesto por mi estrategia de seguridad”, dijo Mauricio, “y ni modo, yo quiero lo mejor para San Pedro y creo que lo estoy haciendo”.

Le comenté a Mauricio Fernández que cuando Calderón estuvo en Monterrey habló del estado de derecho y pareció una crítica a su estrategia de seguridad. Mauricio replicó: “Lo que pasa es que el principal problema de México es que el estado de derecho está bien chueco. Hay que enderezarlo”.

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