JESUSA CERVANTES
MÉXICO, DF, 15 de septiembre (apro).- La oposición en la Cámara de Diputados “reprobó” al gobierno de Felipe Calderón y al secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, por su fracaso en generar empleo, así como por enviar una paquete económico 2010 de corte recesivo, inflacionario y con un IVA disfrazado de pretensiones “electoreras”.
A lo largo de cinco horas y media, Carstens Carstens escuchó decenas de cuestionamientos de los legisladores de PRI, PRD, PT, Convergencia, Nueva Alianza (Panal) y Partido Verde (PVEM) con motivo de la glosa del tercer informe presidencial.
En tono mesurado, la oposición cuestionó al funcionario federal su falta de respuesta para enfrentar la crisis económica y reclamó que en lugar de presentar un programa que busque el desarrollo del país, pretende solamente “cuadrar” las finanzas federales.
Los diputados Alberto Cano Vélez, del PRI; Mario Di Costanzo, del PT; Guadalupe Acosta Naranjo, del PRD; Pedro Jiménez León, de Convergencia; Reyes Tamez, del Panal, y Juan José Guerra Abud, del PVEM, rechazaron el nuevo impuesto “contra la pobreza” de 2%, y todos demandaron una explicación de cómo se verían beneficiados aquellos 6 millones de pobres creados durante los tres años del gobierno de Calderón y los 60 millones que hay en todo el país.
Imperturbable, sin moverse un solo momento de sus tecnicismos, Carstens no pudo hacerse entender. Los únicos que asentaban a cada comentario suyo eran los panistas; su coordinadora, Josefina Vázquez Mota, quien nunca desdibujó una sonrisa acartonada; su dirigente nacional, César Nava, quien con mirada extraviada parecía estar en otro lado menos en el recinto legislativo de San Lázaro, al igual que el resto de los diputados panistas, que pocas veces se movieron de sus escaños.
Luis Enrique Mercado, exdirector del diario El Economista, metido ahora a diputado federal y cabeza del área económica del PAN, fijó la posición su partido. Nada nuevo. Ninguna propuesta, sólo la repetición de las posturas de Calderón y Carstens.
El efecto Beltrones
Del otro lado, un Partido Revolucionario Institucional deseoso de mostrar sus propuestas que rescatarán a la nación. Contrarias todas a la postura que promueve el PRI en el Senado en la figura de Manlio Fabio Beltrones, quien el jueves pasado abrió una rendija para analizar el 2% del “impuesto para la pobreza”.
Al arranque de la sesión, los legisladores del PRI parecían desubicados, contrariados por el dicho de Beltrones. Por ejemplo, el diputado por Chihuahua, Héctor Murgía, reclamó:
“Ustedes los reporteros no entienden que no deben generalizar: el PRI del Senado no es el PRI de la Cámara. Aquí todos estamos en contra de ese impuesto”, se deslindó.
Y sí. Cada una de las fuerzas políticas al interior del PRI cerró filas. Ese partido, a lo largo de la sesión, envió a sus hombres a fijar posición por cada facción que lo integra:
Cano Vélez, hombre de todas las confianzas del beltronismo, denunció: “El gobierno no sabe cómo crear empleos pero ¡vaya que sabe crear impuestos! Que nadie se llame a engaño. La llamada Contribución para el Combate a la Pobreza es un impuesto al consumo. Funciona como IVA, grava como IVA y lastima como IVA. Llámenle como gusten, eso es IVA. Y ese IVA es un albazo impositivo”.
Del grupo de Beatriz Paredes, presidenta nacional del PRI y considerada al interior de su partido como la “colaboracionista con la gestión de Calderón”, subió Sebastián Lerdo de Tejada Covarrubias, quien sostuvo que con el nuevo impuesto “(el gobierno) propone aniquilar a las clases medias y castigar aún más a las clases populares.
“El gobierno insiste en aumentar impuestos con el argumento de que esos recursos irán al programa contra la pobreza, pero ese programa ha demostrado deficiencias, pues su uso es meramente electoral”.
Luis Videgaray, el futuro presidente de la Comisión de Presupuesto, exempleado de Pedro Aspe y del gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto y gran conocedor de las finanzas públicas, fue más cauto.
Sin calificar al nuevo impuesto, dijo que su partido lo desaprobaba por el uso maniqueo que el gobierno pretende darle: justificar que su destino será para apoyar a los pobres cuando en realidad se trata de una asunto electoral.
“Combatir la pobreza y la creación de empleos eran la prioridad del candidato Calderón hace tres años. Hoy la prioridad es crecer el Programa Oportunidades… un programa cuestionable que se aplica con objetivos políticos y no de superación de la pobreza. Mientras no se corrijan esas deficiencias, la pobreza seguirá siendo clientelar e ineficaz”, reviró.
“¡Nada, nada! --exclamó el ahora petista Porfirio Muñoz Ledo, al otro extremo de la tribuna parlamentaria: el “corral de la ignominia” (espacio en que se ubica a la prensa)-- todos son neoliberales; el neoliberalismo se implantó desde 1982, 1983, y los que están aquí, todos, vienen de allá. Lo que hay que cambiar es el modelo”, aclaró.
En la tribuna, en representación del grupo de gobernadores priistas, el duranguense Jorge Herrera hizo la defensa de los municipios y los gobiernos estatales:
“Los diputados del PRI no vamos a permitir que del castigo de la crisis, además nos castiguen con prácticas centralistas unilaterales, como son los subejercicios”.
Y es que Agustín Carstens, al inicio de su presentación ante los 499 diputados, habló de las “bondades” del plan económico 2010, ofreciendo la “gran zanahoria” a los gobiernos estatales: el nuevo impuesto “no tiene otra finalidad que la de abatir la pobreza”.
Luego, como si de repente llegara a su mente otro ingrediente del paquete económico, soltó: “En la medida que mejore la recaudación federal, mejorarán las finanzas de las entidades federativas y de los municipios”. Y los estados podría llegar una bolsa de 56 mil 700 millones de pesos.
Vino luego la respuesta del exsecretario de Finanzas del gobierno de Durango y hoy diputado federal, Jorge Herrera, quien reclamó que el gobierno de Calderón, en forma unilateral, haya congelado recursos para los estados, incurriendo en subejercicios “que luego no sabemos qué se hace con ello”.
La defensa
En tanto los panistas, que hasta ese momento parecían ajenos a los cuestionamientos, despertaron de su letargo y se dieron cuenta que la oposición llevaba horas impugnando y ridiculizando al gobierno de Felipe Calderón junto con el secretario Agustín Carstens.
Entonces el joven diputado Felipe de Jesús Cantú intentó responsabilizar a los propios priistas de no recibir más dinero para las entidades en caso que no aprobaran el nuevo impuesto de 2%, e incluso ser los causantes, en un futuro próximo, del recorte al gasto social.
“¿Cuáles son los efectos de no aprobar el paquete en las finanzas de los gobiernos estatales?, porque no tardan en venir aquí gobernadores a preguntar y pedir”, dijo el panista al buscar de esa manera “arropar” al secretario de Hacienda.
Carstens respondió, pero su inseparable tecnicismo no dio pie al panista para continuar con su obvia justificación del nuevo impuesto.
Cantú Rodríguez insistió: “No podemos tildar un programa social de partidista así a la ligera, porque si entramos al análisis, la colaboración de los gobiernos locales en Oportunidades es importante, participan todos los partidos, y eminentemente el PRI”.
Dio cifras: “Qué fácil es desvincular al PRI de los estados de esa responsabilidad… si este paquete le otorga al Estado de México 7 mil millones de pesos adicionales, posiblemente estaríamos preguntándonos ¿no será cuestión partidista esos recursos adicionales? No puedo aceptar que se digan planteamientos ajenos a la verdad”, reviró.
El priista duranguense Jorge Herrera salió al quite: “Que no se equivoquen, en materia de distribución de ingresos para esos programas, aunque los estados ponen, no opinamos; es más, ni los padrones conocemos”.
“No se equivoque, diputado Felipe de Jesús Cantú, Oportunidades sólo lo ejerce Sedesol. No tenemos los gobiernos locales ninguna incumbencia. El PRI no está en contra de Oportunidades, pero la política de combate a la pobreza no puede ser sólo asistencialista, que muchas de las veces raya en lo electorero”.
Luego vino el PT, con Mario Di Costanzo: “Están (en el gobierno de Calderón) guiados por la política neoliberal pervertida, por el pequeño grupo de poderosos empresarios que mantiene secuestrado al gobierno mexicano”.
Reclamó el regreso millonario de impuestos a grandes empresas, a transnacionales, y aun al grupo selecto de 25 multimillonarios del país.
Y aclaró: este paquete se acordó “entre los operadores del salinismo, Manlio Fabio Beltrones y Francisco Rojas (coordinador de los priistas en la Cámara de Diputados), y lo poco que queda de la institución presidencial”.
“Les reitero que no sólo es el tema del 2% a los alimentos y medicinas. Es la subordinación del Estado a un pequeño grupo de grandes empresas nacionales y extranjeras, que se han convertido en piratas de la acumulación”.
Al secretario de Hacienda lo calificó de “funcionario derrotado que tiene el repudio del pueblo”. E insistió en que ni el 2% ni todo el paquete será aprobado por el PT. En el mismo tenor se manifestaron Guadalupe Acosta Naranjo, del PRD, y los representantes de Convergencia, PVEM y Panal.
Al final, la comparecencia de Carstens derivó en un pleito entre priistas y panistas y en una serie de reclamos del resto de la oposición.
Y mientras en tribuna Carstens acumulaba cuestionamientos, entre las curules proseguía la negociación por las presidencias de las comisiones más importantes.
Del paquete económico ya tendrían los diputados tiempo para discutir y negociar.
Este martes 15 de septiembre, 199 aniversario de la gesta de Independencia, sólo se trato de hacer ver al gobierno panista que el PRI es el partido con el poder de decisión y de negociación... El resto de la oposición solamente puede manifestar su desacuerdo.
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