viernes, 10 de julio de 2009

Los niños sin nombre

Regina Escobosa Serrano

Hay cosas en la vida que sólo tenemos que experimentar una vez para marcarnos por siempre. Hay cicatrices que no se borran y que no nos dejan olvidar el dolor que nos causaron. Hoy, nuestra ciudad y nuestra gente tiene heridas profundas y un dolor irremediable que es imposible consolar.

Y así como la ciudadanía se encuentra indignada y traumada por los hechos sucedidos el pasado 5 de junio en la guardería ABC de nuestra ciudad, las personas afectadas despiertan cada día para vivir una pesadilla. Ellos no son tan sólo una cifra, son personas con nombre y apellido y una historia de vida, una historia, en muchos casos triste desde antes de ser ultrajada por la peor de las tragedias.

Este es el caso de Sofía Mejía y su pequeño hijo Abraham de tan sólo 2 años. Ayer los conocí, y la experiencia me hizo valorar desde lo más insignificante que tengo hasta lo más valioso. Yo pensaba que unirme a las marchas de apoyo a las familias afectadas en el incendio de la guardería, exaltaba mi valor ciudadano y mi propia voz. Para mi ha sido una causa que siento tan mía como si hubiera sido directamente afectada por esta, pero en realidad, me faltaba verlo con mis propios ojos para darme cuenta de lo que verdaderamente significó este desastre.

Sofía Mejía y su hijo Abraham

El día de ayer, al hacerle una llamada casual a mi prima Sandra Torres (quien ha sido mi mentora y motivadora para esta causa, igual que su madre Sandra Escobosa) me comentó que está recaudando fondos para ayudar a una madre soltera que se quedó sin trabajo a consecuencia del incendio, quedándose sin los servicios básicos a falta de pago. Así como este caso, ella se encontró con otros 2 casos, que son los de las señoras Sofía Mejía y Vanessa De La Torre quienes tenían a sus hijos en dicha guardería y que afortunadamente salieron ilesos (bueno, sobrevivientes de la desgracia). Estas madres se encuentran incapacitadas para trabajar, por lo que por ley se les otorga solamente el 60% de su sueldo, el cuál, en el caso de Sofía era de apenas $1,215.00 quincenales.

Vanessa de la Torre y Gabrielito

Sandra me comentó que los pequeños se encuentran en un grave estado de salud a consecuencia del incendio, en el cual inhalaron humo tóxico, afectando sus vías respiratorias. Hace unas semanas se había mencionado el caso del niño Juan Fernández Lara, de tres años, quien falleció en la ciudad de Guadalajara a causa de quemaduras en el 85% de su cuerpo, y lesiones en las vías aéreas altas a consecuencia de la inhalación de humo tóxico, lo que le ocasionó una falla multiorgánica. Esto nos hace ver, que tanto las quemaduras como el humo venenoso pueden causarle la muerte a un pequeño inocente.

Nos preguntamos si estos pequeños a los que se les dio de “alta” realmente se encuentran en buen estado de salud. Ahora hemos encontrado apenas tres casos de estos bebés a quienes se les mandó a su casa ya que supuestamente se encontraban bien, pero que desgraciadamente han tenido secuelas que no han sido propiamente atendidas.

Las madres de estos niños han pedido ayuda y se les ha negado. Han tenido que soportar noches en vela porque sus niñitos despiertan a media noche llorando y gritando, y sin poder respirar. Yo pienso que una madre que ve a su hijo sufrir de dolor tanto físico como emocional, no quiere dejarlo solo ni un instante. Estamos hablando de madres SOLTERAS que trabajan para sostener a una familia entera. Madres que viven solas, sin familiares que las ayuden. ¿Quién puede ayudarlas? ¿Acaso no es injusto tener que sufrir por algo que nunca debió suceder? ¿Acaso es justo en medio del dolor emocional, tener que seguir preocupándose por alimentar a sus pequeños?

Creo que todos llegamos a pensar que no habría este tipo de casos, ya que nuestra lógica nos dice que debe haber una indemnización, por lo menos alimenticia para los afectados. Pensamos que estos niños estaban protegidos por doctores que los estaban atendiendo y que se estaba haciendo “todo lo posible” por aliviarlos. Por lo menos, eso pensé yo.

Pero aparte de las 48 vidas que se perdieron en el fatal siniestro, y las otras tantas que siguen luchando por su vida en hospitales, también están esas vidas de pequeños inocentes que no merecían lo que les pasó, y de los cuáles nadie habla.

Estas personas, como mencioné antes, tienen nombre y apellido. Tienen vida, tienen historia. Una historia que ahora sólo nos pueden contar, en medio de lágrimas, estas pobres madres que luchan por justicia. Y que ya no es justicia legal, sino justicia humana.

Sofía Mejía de 27 años, tiene 4 hijos. Vive en la colonia Altares de Hermosillo y trabajaba, hasta hace un mes en Bodega Aurrera. Ella me contó de su necesidad por encontrar una guardería donde pudiera dejar a su hijo Abraham, de apenas 2 años de edad, para irse a trabajar, resaltando que no lo había hecho antes por miedo, ya que estaba todavía muy pequeño. Pero la necesidad a veces es más fuerte que la voluntad. Me cuenta que consiguió una bicicleta prestada (a falta de otro tipo de transporte) y fue a recorrer todos los alrededores en busca de tal guardería, puesto que ninguna tenía cupo para el pequeño. Por fin recorriendo alguna calle, le comentó a una señora lo que buscaba, y esta señora, amablemente la llevó en su carro a la guardería que ella conocía, siendo esta la llamada ABC de la Colonia Y Griega.

Por ser una guardería del IMSS, no faltaron los trámites y protocolos ya bien conocidos en nuestro país para admitir al niño. Y después de dar las vueltas necesarias para cumplir con los requisitos, el pequeño Abraham fue admitido en la “disque” guardería. Cabe mencionar que Sofía pasó muchos trabajos para poder comprar el material que se les pedía a los padres de los niños cada mes, siendo este uno de los requisitos.

No cabe duda que las condiciones de dicha guardería estaban muy lejos de ser las adecuadas para estos niños. Pero como podemos ver, la necesidad de sus padres por dejar a sus hijos en un lugar “seguro” para poder trabajar, fue lamentablemente una de las razones por la que muchos de ellos seguramente no dejan de culparse.

Es impactante ver las deplorables condiciones en las que viven algunas de estas familias. Y estamos hablando de personas trabajadoras que se sacrifican para darles de comer a sus hijos, ganando sueldos que hasta da vergüenza mencionar.

Ya estamos hablando de un problema de nuestra sociedad, y de nuestro país. Estamos hablando de salarios mínimos que no alcanzan para sostener a familias de tres hijos o más. Salarios que ni siquiera alcanzarían para una sola persona. Estamos hablando de padres de familia que confiaron en su gobierno y en su seguro social para echarles una mano con sus pequeños. Y ¿cómo es posible que aún se sigan debatiendo las culpabilidades?

Si el IMSS, como se mencionó el día de ayer, les da a las guarderías la cantidad de $2,600.00 pesos al mes por niño, ¿Por qué no mejor ahora les da la misma cantidad a los padres de los niños afectados a causa de su propia negligencia? Es lo menos que se merecen.

Empezando por la situación lamentable de las clases sociales más bajas gracias a un gobierno corrupto, que se enriquece del trabajo y la NECESIDAD de su gente, se van desencadenando situaciones que tan sólo empeoran la ya triste situación de los mexicanos.

Después de mencionar estos hechos que ya TODOS CONOCEMOS pero que parece que se olvidan a la hora de responder, ¿quién puede discutir la inocencia de TODOS los responsables por estos hechos? Ya todos sabemos quienes son. ¿Porqué la sociedad, (y hablo de la “sociedad” que posa con orgullo ante su opulencia en las secciones de los periódicos que llevan el nombre de SOCIALES), no responde ante este caso como lo hacen cuando llegan los millonarios como Carlos Slim, o los políticos de plástico que cuelgan por nuestra ciudad, a quien la “sociedad” corre a adular, convirtiéndose en simples cómplices de FRAUDE y ROBO de los pocos ingresos de los más necesitados?

Nos encontramos ante una situación que necesita una acción inmediata. Inmediata porque aún hay niñitos hermosillenses, sonorenses, mexicanos luchando por su vida. ¿Porqué después de un mes, aún hay madres peleando por lo que MERECEN sus hijos?

Realmente es tiempo de que toda la sociedad responda por lo que nuestro gobierno no ha sabido responder. Es hora de que Hermosillo abra los ojos ante la realidad de esta situación. Dejar de ver las cifras de los muertos, los nombres de los acusados, y de los que defienden a los acusados. En ese caso, al final, nada le devolverá la vida a estos “Ángeles de la consciencia ciudadana”, pero yo hago un llamado a la sociedad, a los que “pueden” ayudar, que bajen los ojos a los que sufren carencias, pero con compasión y empatía. No esperemos que el gobierno, el IMSS, y todos los que no han respondido, respondan. Hay que ayudar, hay que dar la mano. Hay que mejorar la calidad de vida de estos niños. Sobre todo, sociedad Hermosillense, alza la voz ante la injusticia, porque, ¿Qué pasaría si tus hijos fueran los afectados? Yo no sé pero mi intuición me dice que los culpables ya habrían recibido su sentencia.

No hablo de donaciones altruistas deducibles de impuestos. Hablo de ofrecer trabajo, ofrecer un sueldo digno (para los que están en esa posición), ofrecer atención médica gratuita, ¿Y qué si el IMSS no lo hace? ¿O el gobierno? ¿Qué importa? Si somos “casi el millón”, como se ha dicho por años. ¿Por qué tan sólo acudimos 20,000 personas a las marchas? El pueblo unido PUEDE lograr un cambio.

A los que PUEDEN, abran sus corazones y su consciencia. Aquí está su oportunidad de hacer la labor de su vida. Si quieren hacer obras de caridad, háganlas cuando se necesitan, y por quien más las necesitan. El día de hoy, hay niños luchando por su vida, y padres sufriendo al perder lo que más aman. Estas personas no necesitan “visitas” fingidas, ni “ponies”, necesitan salvar la vida de sus hijos a como de lugar.

Ciudadano, si tú estás en posición de ofrecer empleos, hazlo, si estás en posición de donar dinero, hazlo, si puedes donar despensas, hazlo, si tus posibilidades sólo te permiten brindar apoyo moral, acude a las marchas de apoyo a la causa, y verás cómo tu corazón se llena de compasión y unidad. Exígele a tu gobierno, lo que es TU derecho, JUSTICIA.

Y para cerrar, cito unas palabras para recordar a Michael Jackson, quien ganó el Record Guinness en vida por ser la celebridad que más donaciones caritativas hizo internacionalmente: “No hay nada imposible de lograr si unidos alzamos nuestra voz”.

Les dejo el testimonio de Sofía, ella y muchos más nos necesitan para darle valor a su voz.

Enseguida presento a usted los videos de la entrevista que le hice a esta madre marginada por la pobreza, la tristeza y la marginación:

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