Esteban Martínez Díaz
El Partido Acción Nacional, cuna del Yunque y guarida de Vicente Fox, encargado de la rebelión de los colgados ¡de la brocha! que tienen la idea de que la luna es de queso y que se sienten poseedores de la única verdad en cuanto a los motivos de la derrota electoral del domingo negro y de la victoria que el destino cruel les reservó en Sonora, como único premio a la torpeza y a la mala fe de los seis políticos de la derecha que no disimulan sus intenciones de permanecer en el interior de las batallas de reorganización y ser los beneficiarios de los resultados o de lo que quede el PAN, después de los descalabros que les esperan en el 2009 y del Waterloo del 2012.
Es más seguro que los panistas que ahora se llaman independientes, insurgentes y luchadores de la democracia, terminen dándose el abrazo de Acatempan con su archienemigo, Felipe Calderón, pues si continúan por esa línea de no someterse a la línea presidencial, perderán el acervo que les ha deparado el destino como siervos del sistema desde que el “señor presidente” arribó al poder en el 2000, pasando a formar parte de la corte imperial que vive y alimenta en su ego en los otros Pinos de la soledad en que habitan Vicente y Marta en Guanajuato, tierra donde se inició la lucha por la independencia, pero también zona donde habita el diablo vestido de sotana, con extrañas botas de tacón dorado.
Por el momento, el tema principal de los medios es la posible postulación de Ernesto Rufo, primer gobernador panista en la época de Salinas, que le ha dado un lugar en la historia de este partido, quien dice estar dispuesto a registrarse, siempre y cuando César Nava, el candidato oficial del presidente Calderón, renuncie a sus aspiraciones.
Este es el nuevo sentido de la democracia de los miembros del partido pintado de azul turquesa y blanco desteñido, con miras a reparar el daño que se causó por sus propios dirigentes en este 2009, quedando en la lona la intención de continuar en el poder después de diciembre del 2012.
Los últimos acontecimientos relacionados con la delincuencia organizada, en los que ha desempeñado un pésimo papel el Secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, en los que, desdiciéndose a sí mismo, reta a la Gran Familia Michoacana de la Tuta y demás transgresores de la ley, a confrontaciones físicas belicosas, con la valiente expresión de que “los estamos esperando”, lo que ha causado una reprobación general al gobierno de Calderón, haciendo así el juego a los levantados y dando lugar a lo que puede calificarse como un diálogo de combatientes, a lo que siempre se había negado Felipe Calderón.
En estas condiciones, si se siente previsible la necesidad de reorganizar el gabinete, Gómez Mont se ha colocado en primera fila para abandonar el cargo más importante después del presidente de la República, condición que aceptan los mexicanos, siempre y cuando el sucesor sea un elemento de probada eficiencia, experiencia y de calidad sobre natural en el manejo de la política, además de contar con un sólido historial en la vida política del país, que está cansado ya de improvisaciones y de jóvenes inexpertos e irresponsables, que han sido la causa de la soledad en que vive el presidente Calderón y la confusión reinante entre sus colaboradores, que no atan ni desatan, mucho menos sacan a un buey de la barranca.
Creo que fue en el año de 1958 cuando vi en un templete improvisado en la estación de ferrocarriles en Empalme, a Luis H. Álvarez, en un mitin decepcionante, al que asistieron no más de 20 personas. Era candidato a la presidencia de la República y competía en contra de Adolfo López Mateos. Naturalmente que mascó el freno de la derrota.
Don Luis tiene ahora 90 años de edad y es el sabio consejero de Acción Nacional, sin descartar que también pueda ser uno de los asesores de cabecera de Calderón y de los dirigentes panistas.
Nada más que son muchos años para recordar y tomar la experiencia del pasado y poco tiempo para planear el porvenir.
Es el encargado, lo fue con Fox, de arreglar las diferencias con el sub comandante Marcos, sin que tengamos noticias del avance con el ideólogo, portavoz y mando militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, quien todavía se mantiene en rebeldía, administrando y gobernando a una comunidad separada e independiente en el Sureste.
El gobierno y el propio Marcos han adoptado la política de la toleración mutua, de otra “nación” regida por los usos y costumbres de las etnias que pueblan aquella zona. Así seguimos y así vamos a estar por tiempo indefinido pues vale más “no meneallo”, en razón de sus repercusiones al aceptar un estado dentro de otro estado, lo que significa una omisión grave del gobierno en el cumplimiento de su obligación final de conservar íntegra la conformación de la patria.
La conclusión es que ambos personajes, Marcos y don Luis, se han manejado con pinzas y respeto en lo que representan, evitando perjudicar el cumplimiento de sus misiones con la táctica del empantanamiento de las negociaciones, dando lugar que las cosas se olviden, las diferencias terminen en el entendimiento profesional de la conveniencia y que se acepten los hechos consumados. Nadie pierde, nadie gana, pero se sigue la política, siempre del PAN, del conformismo y no agitar las aguas, quedando claro que los 15 minutos de que habló Fox para solucionar este problema, se ha de prolongar por la eternidad.
Don Luis H. Álvarez es todo un símbolo de honestidad y de trabajo dentro del PAN. Fue uno de sus fundadores y su experiencia como militante, candidato al gobierno del estado de Chihuahua, candidato a la presidencia y ex presidente municipal de Chihuahua, no ha sido bien aprovechada, quizás porque consideran sus largos y bien vividos años, en los que consideran, los bebés de la política, también conocidos como efebos mentales de hoy, que ha agotado sus recursos físicos y mentales. Tiene 90 años y poco pueden esperar de él los vigorosos dirigentes que andan a la greña tratando de destruir lo que el viejo y sus correligionarios de 1939 hicieron posible, bajo la dirección de Manuel Gómez Morín.
Estamos pues ante la paradoja de que los relevos generacionales en el PAN no han logrado cumplir con su cometido, perdiéndose en la torpeza, las ambiciones personales y las fieras luchas internas por el poder, especialmente a partir del 2000, en que ganaron la presidencia, pero perdieron al país, por la discapacidad física y mental de su titular, Vicente Fox y sus sucesores.
Falta esperar, nada más, que llegue el día 8 de agosto, para saber si también pierden al partido…
Correo electrónico: esteban.emartinez@gmail.com
México, D. F., Julio 24 del 2009.
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