Sonora es una muestra más de cómo a la democracia mexicana lo que le hacen falta son demócratas y el gobernador Eduardo Bours es un ejemplo claro de la forma en la que, negando el origen democrático de su nombramiento, se entromete de la peor forma en el proceso electoral; pero lo que es peor: abusa de su poder a grado tal que su actuar es calificado en su estado de terrorismo e imposición electorales.
Burócratas de niveles bajo, medio y hasta superior se quejan con quien pueden de que los secretarios del gabinete de Bours presionan a funcionarios estatales y municipales para que apoyen y asistan a actos de campaña del candidato oficial, el senador por primera minoría Alfonso Elías Serrano.
Pero no sólo eso: más de 200 servidores públicos de los distintos niveles del gobierno local han perdido sus trabajos por resistirse a seguir a Elías Serrano o por asistir a eventos del otro precandidato a la postulación por el PRI, Ernesto Gándara, como ocurrió con unos jóvenes, que por saludarlo en un partido de beisbol fueron despedidos.
Al parecer el poder provoca amnesia y Bours olvida cómo llegó a ser candidato del PRI, cuando hace seis años se opuso a los intentos de imposición de su antecesor, Armando López Nogales.
El intento de imposición ha hecho que la elección interna del PRI para la candidatura a gobernador divida a las familias priistas sonorenses, empezando con la del propio Bours, cuyo hermano Javier abandonó la coordinación de la campaña de Elías Serrano por rechazar que se violentaran los términos de la competencia interna a favor del aspirante oficial.
En Sonora los priistas afirman que si la elección es limpia y el gobernador saca las manos, Gándara tiene amplias posibilidades de ganar la contienda interna y muy probablemente el tricolor mantenga la gubernatura.
Pero aseguran a propios y extraños que si el aparato oficial del gobernador se entromete en el proceso interno para imponer a Elías Serrano, seguramente el PAN ganará esa entidad federativa, pues todavía recuerdan como Guillermo Padrés, del PAN, le ganó a Elías Serrano el escaño de mayoría en el Senado por más de 100 mil votos. Por ahora, parece que regresa el PRI autoritario con el solo objetivo de destruir al priismo que intenta resurgir.
nestor.ojeda@milenio.com
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