lunes, 15 de diciembre de 2008

Que ya no se hablan AMLO y Ebrard

Cito el último párrafo de la columna política de El Universal de este domingo 14 de diciembre:

Lo que ya se decía de manera abierta en plazas, plazoletas y callejones sobre el distanciamiento entre Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador quedó por fin demostrado públicamente. Eran los primeros minutos del sábado, cuando el tabasqueño llegó al funeral de doña Amalia Solórzano, para acompañar a la familia del general Lázaro Cárdenas. Saludó a todos, empezando con Cuauhtémoc Cárdenas, a quien le dio su pésame por la muerte de su señora madre. Pero cuando se topó con el jefe de Gobierno del DF, ¡zaz, sorpresa!, ni lo volteó a ver. Ninguno de los dos hizo intento alguno por saludarse y siguieron conversando, cada quien con su respectivo grupo, en el patio de la casona de las Lomas de Chapultepec. El detalle parece confirmar la especie: Ya ni se hablan”.

¿Ya ni se hablan? La verdad, no lo sé.

Lo que sí sé es que AMLO, sin Ebrard, va a consolidarse como dirigente de un amplio movimiento social que no empezó ni va a terminar en las urnas de cartón, de plástico o electrónicas (la tecnología dirá) que se ubiquen en el territorio nacional para las elecciones de 2012, en las que, desde luego, bajo cualquier supuesto que actualmente podamos articular López Obrador será un factor de enorme importancia y hasta cabría pronosticar desde ahora mismo que él llegará a ese proceso comicial como puntero en todas las encuestas.

También sé, por supuesto, que Marcelo Ebrard, si quiere hace un papel más o decente en el improbable caso de que sea candidato de la izquierda en las próximas presidenciales, deberá contar con el apoyo de López Obrador y sus millones de seguidores, ya que sin éstos ni Ebrard ni ningún otro izquierdista podrán aspirar a obtener más del 10 por ciento de los votos.

Es decir, a Andrés Manuel ni le beneficia ni le perjudica, sino todo lo contrario, dirigirle o no la palabra al carnal Marcelo, mientras que al actual jefe de Gobierno del Distrito Federal esa ausencia de comunicación le representaría nada más y nada menos que la muerte política por asfixia.

Por La Navidad

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